OPINIÓN

Arena en las mascarillas

MLG 19-07-2020.-Bañistas portan mascarillas en la playa de La Malagueta en la capital en un domingo que ha vuelto a llenar el aforo de las playas malagueñas.-ÁLEX ZEA.
Bañistas portan mascarillas en la playa de La Malagueta.
Alex Zea
MLG 19-07-2020.-Bañistas portan mascarillas en la playa de La Malagueta en la capital en un domingo que ha vuelto a llenar el aforo de las playas malagueñas.-ÁLEX ZEA.

Como esta columna cierra este julio de canículas extremas, me gustaría desearles un feliz verano y que ustedes desconecten bien... si es que son capaces. No es empresa fácil, salvo que se vaya uno a una sierra perdida sin banda ancha ni una pantalla de televisión que llevarse a los ojos. Pero, si lo logran, se quitarán algunas angustias de encima, que tampoco viene nada mal en estos tiempos apocalípticos de telediarios que solo saben hablar de confinamientos quirúrgicos, cuarentenas peninsulares y cazadores de asintomáticos de la Covid-19.

"Debemos disciplinarnos en la distancia social, que no es la misma para un nórdico que para unos latinos como nosotros" 

El coronavirus ha pasado de la operación salida de las vacaciones y ha decidido regresar –si es que se había ido– antes de lo previsto, demostrándonos que no se amilana con los cuarenta grados africanos del sur continental y que le importa cero si queríamos ir a Gandía o a Santander a pasar el puente de la Virgen de agosto. Y, mientras tanto, la ansiedad nos atenaza mientras vemos que entre la primera y la segunda ola apenas hemos tenido el rato necesario para hacernos a esta ‘nueva normalidad’ que tiene tan poco de normal.

Quizás no vivamos confinamientos como el de marzo, pero tendremos que acostumbrarnos de una vez a esquivar rebrotes y a disciplinarnos en la distancia social, que no es la misma para un nórdico que para unos latinos como nosotros, acostumbrados a abrazarnos y a tocarnos.

Es lo que hay en este verano de arena y mascarillas que no nos hubiéramos imaginado jamás, con el miedo a las vacaciones interruptus instalado entre nosotros y la esperanza de que alguien nos dé una esperanza en forma de vacuna salvadora. Así que lo dicho: feliz verano y a desconectar, que se lo merecen.

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