Hace no demasiado tiempo, el verano llegaba con un cambio radical. Los políticos se iban de vacaciones y desaparecían de las portadas de periódicos y telediarios. El espacio lo ocupaban incendios veraniegos, terremotos en países lejanos, imágenes de chiringuitos y playas abarrotadas o cualquier ‘serpiente de verano’. Estos acontecimientos se vivían de forma tan intensa durante unos días como luego se olvidaban. 

A mucha gente le pasaba igual. Julio y agosto eran meses para pasar página. En este verano de 2020, con la mascarilla a cuestas, no será tan fácil desconectar. Pero hay que intentarlo, que la cuesta de septiembre viene con más pendiente. 

Buenas vacaciones a quienes puedan tenerlas.