Helena Resano Periodista
OPINIÓN

Taza y media de fútbol

Los compañeros de Christian Eriksen tapan al jugador mientras es reanimado.
Los compañeros de Eriksen tapan al jugador mientras es reanimado.
DPA vía Europa Press
Los compañeros de Christian Eriksen tapan al jugador mientras es reanimado.

¿Cómo era aquello de si no quieres taza, aquí tienes taza y media? Pues algo parecido me ha ocurrido estos días. Ya he confesado por aquí más de una vez que no me gusta el fútbol, que en casa no vemos fútbol y que a duras penas sigo lo que pasa en la Liga o en las competiciones oficiales. Lo estrictamente necesario para mi trabajo y poco más. Estoy fuera de toda pasión por el balón rodado. Pero la vida, a veces, juega contigo y te da una lección.

El viernes pasado mi hijo me preguntó si íbamos a ver la Eurocopa. Mi cara de asombro me dejó fuera de juego: ni idea de cuándo empezaba, y mucho menos había planeado que la cena del viernes la condicionáramos a un partido de fútbol entre dos selecciones que me eran bastante ajenas. Así que improvisé un "ya veremos". Al final, buscamos un sitio en el que poder cenar y que él pudiera ver el partido. Pensé que era por la inauguración del campeonato, pero al día siguiente volvió con la misma pregunta: quería saber cuál era el plan del sábado porque había partido a las 15.00 h de la tarde, a las 18.00 h y a las 21.00 h. Yo no daba crédito. Era la primera vez que expresaba de una forma tan rotunda su deseo, casi casi necesidad, de ver un partido de fútbol.

"La vida social de mi hijo, ahora mismo, gira en torno a ese deporte. La de él y la de la mayoría de los niños de este país"

Él juega desde los 4 años a rugby y aquello me dejaba descolocada, así que me planté: "¿Me puedes explicar este repentino deseo de querer ver el fútbol?". Su respuesta fue obvia: "Mamá, si no veo el fútbol, el lunes no sé de qué hablaré con mis amigos". Su vida social, ahora mismo, gira en torno a ese deporte. La de él y la de la mayoría de los niños de este país. No hay otra. Es una realidad, puede ser que un tanto injusta, pero esto es lo que hay. Así que intenté interesarme por ese nuevo hobby casi autoimpuesto, y me sorprendí de lo mucho que sabía de tácticas de juego, de equipos, de jugadores, estadísticas y bagaje de las selecciones que se presentan a esta Eurocopa. Ni idea de dónde había sacado toda esa información. "Mirando cuentas en redes de fútbol". Y ahí ya me rendí.

Así que entre baño y baño nos enteramos de lo que le había pasado al jugador de Dinamarca y de la reacción de sus compañeros, haciendo una pantalla para que las cámaras no captaran las imágenes de una angustiosa reanimación. Un gesto que dice mucho de lo que pasa hoy en día: todo se expone, todo se enseña, incluso también la muerte en directo. El otro día, los jugadores de la selección francesa iniciaron su encuentro solidarizándose con el movimiento Black Lives Matter. En redes el gesto no había gustado a unos cuantos, se pidió incluso el boicot. Yo agradecí que, entre patada y patada, los jugadores dieran toda una lección a los miles de espectadores que les estaban viendo, también a mi hijo. Así se crea conciencia, así se crea sociedad.

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