Helena Resano Periodista
OPINIÓN

La generación olvidada

Bajo el concepto 'El sorteo que nos une', el anuncio de la Lotería de Navidad 2020 se nutre de de historias personales que desembocan en el contexto actual de pandemia del coronavirus. Así, aparecen hermanos que llevan tiempo sin hablarse o compañeros de trabajo que no se reunirán por Navidad.
Bajo el concepto 'El sorteo que nos une', el anuncio de la Lotería de Navidad 2020 se nutre de historias personales que desembocan en el contexto actual de pandemia del coronavirus. 
Bajo el concepto 'El sorteo que nos une', el anuncio de la Lotería de Navidad 2020 se nutre de de historias personales que desembocan en el contexto actual de pandemia del coronavirus. Así, aparecen hermanos que llevan tiempo sin hablarse o compañeros de trabajo que no se reunirán por Navidad.

Dice Elvira Lindo que en su último libro ha querido rendir un homenaje a toda esa generación olvidada, la de nuestros padres. Eran niños cuando terminó la Guerra Civil y les pilló ya adultos cuando el país empezó a sacudirse los años de la dictadura y se empezaron a reivindicar las primeras libertades, los famosos años de la movida. No fueron protagonistas de nada, excepto de sus propias vidas. Vidas que dedicaron única y exclusivamente a sobrevivir, a salir adelante en las peores condiciones posibles. La gran mayoría no pudo estudiar, eso era un lujo que pocos se podían permitir. El país apenas les ofrecía oportunidades y tuvieron que inventárselas.

En su libro hace un recorrido dolorosamente real sobre la vida de toda esa generación que desde muy pequeños se vieron empujados a la tarea agotadora de sobrevivir. Sentir, pensarse a sí mismos, realizarse, eran verbos que no se conjugaban en aquellos años. Una generación que también ha tenido su hueco en el anuncio del sorteo de la Lotería de Navidad de este año, un spot que recorre el camino entre lo de siempre y lo que nos toca vivir ahora. Varias historias de cómo incluso, en los peores momentos, compartir es siempre la mejor opción. Compartir alegrías y estar también ahí cuando no hay tantas. 

Una de esas historias es la de una mujer mayor que le deja un décimo de lotería a su vecina, una chica joven. Ambas viven solas a unas puertas de distancia. Comparten rellano y comparten soledad. La vecina, con ese décimo, quiere agradecerle el haberla tenido cerca en los peores momentos de la pandemia, durante el confinamiento. "Este año ha habido momentos en los que he sentido miedo, pero gracias a ti nunca me he sentido sola".

Ella representa a tantas y tantas personas mayores que, efectivamente, han pasado miedo y siguen pasando miedo

Ella representa a tantas y tantas personas mayores que, efectivamente, han pasado miedo y siguen pasando miedo. Que miden cuándo salen a la calle, buscan las horas en las que hay menos gente, que evitan entrar en sitios cerrados, que han cambiado sus costumbres y que, sí, pasan muchas horas solos y solas. Algunos tienen los hijos cerca, los pueden ver quizás en ese rellano de la escalera, a cierta distancia, en un paseo por la calle. Pero otros no, otros los tienen a muchos kilómetros y los vecinos o las vecinas han sido su mejor apoyo en estos meses. Les han llamado por teléfono de forma continuada, les han bajado la basura para que no pisaran la calle durante el confinamiento, les han llevado el pan los días que llovía… y con esos pequeños gestos se han convertido en su mejor compañía, aunque no los vieran, aunque no se pudieran tocar.

La pandemia nos ha enseñado a extender otro tipo de lazos. Y a soltar los que hemos comprobado que no necesitábamos. Es parte de lo que nos ha tocado aprender en estos meses y que será ya parte de nuestra historia. De esa que seguimos escribiendo con cada gesto.

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