Este verano, en el mejor de los casos, recibiremos en nuestro país la mitad de los turistas que llegaron la última temporada normal, antes de la Covid. Claro que, si nos ponemos optimistas, vamos a triplicar a los que nos visitaron el año pasado, cuando las secuelas de la pandemia se dejaron sentir con toda crudeza en el sector.

Los tiempos estaban para todo menos para viajes. Este año vamos viendo las cosas de otra manera. Cierto que no hay tranquilidad completa y que los repuntes son una seria llamada de atención que no conviene descuidar y que está llevando a las autonomías más afectadas a aplicar de nuevo restricciones.

Las dificultades y recomendaciones que están encontrando muchos extranjeros en sus países de origen para viajar a España se están dejando sentir en la ocupación y en las reservas. Avanza el verano y el turismo no despega. Muchos españoles también optaremos esta vez por arriesgar poco y quedarnos cerca de casa. En los meses de confinamiento, a medida que se iban abriendo poco a poco las posibilidades de desplazarnos, redescubrimos el atractivo de lo próximo, no siempre bien conocido. La llegada del verano nos permitirá disfrutar, sin ir demasiado lejos, de miles de kilómetros de playa y de lugares del interior que hacen de nuestro país un destino siempre apetecible. Nosotros tenemos la suerte de tenerlos aquí, al alcance de la mano