Borja Terán Periodista
OPINIÓN

El "eurotongo" en el que vivimos inmersos

Chanel en el Benidorm Fest.
Chanel en el Benidorm Fest
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RTVE
Chanel en el Benidorm Fest.

Las reglas del Benidorm Fest estaban claras desde el principio. El ganador se decidía a través de un jurado profesional (50%), una muestra representativa de la población española (25%) y el televoto (25%). Una fórmula mixta para equilibrar pasiones y que el resultado fuera más objetivo. Se puede discutir si los miembros del jurado eran los más idóneos. Se puede debatir si hay que huir del sms telefónico para acudir a aplicaciones que limiten votos por persona. Pero la victoria de Chanel no es rebatible, pues ha sido fruto de una mecánica aceptada desde el principio. 

Una mecánica, eso sí, con errores que hay que evitar en próximas ediciones. Para empezar, no se deben desglosar en directo los votos de las semifinales, ya que condicionan la valoración de la final. De hecho, a pesar de que las actuaciones eran idénticas, los miembros del jurado cambiaron sus votos de las semifinales a la final. ¿Por qué? Es evidente que siguieron una táctica para contrarrestar el televoto. Quizá sería interesante probar unos jueces exclusivamente extranjeros, sin implicaciones con las pasiones nacionales y que, además, representarían esa visión europea con la que tendrá que lidiar la candidatura ganadora.

Otra historia es que siempre habrá discrepancias sobre quién gane. Benidorm Fest sólo es un concurso de televisión y vivimos en una época en la que la conspiración puede arrasar con el raciocinio. De ahí que Televisión Española tenga que ser escrupulosamente transparente con el proceso de selección. Transparente y valiente. Incluso a la hora de tomar decisiones creativas. 

El problema es que la cadena pública sufre en primera persona la teatralización política en la que estamos inmersos. Lo que puede provocar una autocensura en los contenidos para no molestar a los políticos. Fatal, pues este miedo empuja a la cadena a transformarse en un medio irrelevante. Justo lo opuesto que ha sido el Benidorm Fest: la selección de artistas ha calado socialmente porque las canciones hablaban de nuestro tiempo con cierta valentía. Había temas que cuentan realidades importantes que es, también, el sentido de TVE. Y cuando se narran realidades importantes se suele remover algún avispero. Más aún en tiempos de polarización.

Pasara lo que pasara, la política iba a jugar a utilizar TVE como se hace prácticamente siempre en los últimos tiempos. La cadena pública como moneda de cambio del espectáculo populista en el que vivimos con un marketing político que mira más amortizar las conspiraciones de Twitter que indagar y solucionar las cuestiones relevantes.  También sobre RTVE. Ese es el 'eurotongo' mental en el que estamos inmersos: no logramos salir del laberinto de gastar mucho tiempo en el show de lo superficial que impide ver las encrucijadas realmente fundamentales.

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