Juan Luis Saldaña Periodista y escritor
OPINIÓN

Cuidado con la construcción

La construcción atraviesa un momento delicado.
La construcción atraviesa un momento delicado.
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La construcción atraviesa un momento delicado.

El foco caprichoso de los medios de comunicación no se ha detenido todavía lo suficiente en un sector de la economía que lleva ya un tiempo sufriendo y que va a necesitar apoyo. Me refiero al sector de la construcción y, en mayor medida, a su parte privada. El pasado año resultó complejo y se esperaba que este año viniera acompañado de un proceso de recuperación. No va a ser así. La inflación, la crisis del transporte, el conflicto de Ucrania, la lenta salida del Covid y algunos otros motivos más complejos y ocultos como la especulación en altos niveles han propiciado una subida de precios sin precedentes.

Cuando el precio de los materiales sube en unos pocos meses lo que debería aumentar en cinco años y, a veces, en una década, hay un problema grave. Como es normal, la cadena de producción trata de repercutir en el siguiente eslabón la subida de precio. Sin embargo, el último elemento de la cadena, en muchos casos, no puede asumir un aumento del precio tan alto. No se puede repercutir todo. Alguien tiene que perder.

"El sector privado no tiene el colchón que tiene la obra pública y va a necesitar paciencia, coraje y, por qué no decirlo, ayudas"

Ante esta situación, es cierto que algunas administraciones se han apresurado a proteger la obra pública cubriendo la subida de precios para evitar un parón indeseado. Por otro lado, el número de concursos públicos que están quedando desiertos por estar muy por debajo del precio de mercado empieza a ser alarmante. Estamos perdiendo todos.

El sector privado no tiene el colchón que tiene la obra pública y va a necesitar paciencia, coraje y, por qué no decirlo, ayudas que no solo se deben traducir en aportaciones económicas, sino en agilidad y flexibilidad en trámites, licencias y crédito. El miedo a un frenazo que algunas voces sitúan cercano al verano es una evidencia ante la que los gobiernos deben ponerse a trabajar. A finales de 2021, trabajaban en la construcción 1,324 millones de españoles, según la última encuesta de población activa.

Además de la crisis de materias primas, la mano de obra es escasa y la cualificación muy dispar. Cuesta encontrar a los buenos. Aunque no guste, hay rumores de estanflación: la economía no crecería, los precios suben y nos empobrecemos todos. Convendría empezar a hablar más de esto. Los interesados se la están jugando y se les escucha poco. El objetivo de 2022 era subir margen. Ahora es sobrevivir. Las administraciones deberían estar ya preparadas para ayudar a parar el golpe. Precaución, amigo constructor. 

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