OPINIÓN

Ciudades a la carrera

  • José Carlos Arnal y Daniel Sarasa son autores del libro “Ciudad abierta, ciudad digital. Políticas de innovación urbana (Catarata, 2021).
Silicon Valley.
Silicon Valley.
GTRES
Silicon Valley.

El Gobierno estableció recientemente el procedimiento competitivo para decidir la ubicación de nuevas unidades o centros del sector público institucional fuera de la capital de España. Aunque la idea ha recibido algunas críticas, la competencia entre ciudades es una situación habitual en la gestión urbana. Sea para albergar grandes acontecimientos o postularse para atraer inversiones privadas, ciudades y regiones suelen estar bien entrenadas y dispuestas para la competencia. Saben lo que les va en ello.

Que el “subastador” sea el Estado es menos habitual, pero tampoco es insólito. En el Reino Unido, por ejemplo, cuando se plantearon los planes de crecimiento por parte de la BBC -cuya sede central está en Londres- se abrió un proceso competitivo para su descentralización, que fue ganado finalmente por Salford. Para este municipio del área metropolitana de Mánchester se trataba de una oportunidad única para revitalizar la zona que había sido el epicentro de la Revolución Industrial y a finales del siglo XX era un lugar fantasmal y contaminado.

José Carlos Arnal


José Carlos Arnal Losilla

Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Autónoma de Barcelona y titulado en el Advanced Management Program de IE Business School. Ha dirigido el Parque Científico Tecnológico Aula Dei y la Fundación Zaragoza Ciudad del Conocimiento. Asesor técnico de Alcaldía en el Ayuntamiento de Zaragoza durante el mandato de Juan Alberto Belloch, desde donde impulsó proyectos como el Centro de Arte y Tecnología Etopia y el Comité Internacional de Expertos en Innovación Urbana. Periodista especializado en información económica y financiera, fue subdirector del periódico Heraldo de Aragón. Autor de libros especializados en creación de empresas y emprendimiento y ponente sobre temas de innovación urbana en numerosas conferencias nacionales e internacionales. Actualmente es asesor de la ministra de Educación y Formación Profesional, Pilar Alegría.

La propuesta para albergar a la BBC fue crear MediaCityUK, un distrito de innovación orientado al sector audiovisual de la era digital. Hoy es una realidad. Además de los 2.500 empleados relocalizados desde Londres y otros lugares, ha atraído a otras grandes empresas del sector como la cadena privada ITV y ha generado un muy activo ecosistema de startups de innovación creativa audiovisual.

Es posible que en los próximos años veamos más competiciones de este tipo en España y en otros países, porque cada vez van a ser más necesarias. En los albores de la nueva economía digital, se pensaba que Internet y las nuevas tecnologías de comunicación ofrecerían oportunidades para el crecimiento de las ciudades pequeñas y medianas. Es cierto que, con la crisis del coronavirus y el recurso forzoso al teletrabajo, están apareciendo nuevos planteamientos y está por ver qué modelos se consolidan. Pero, en general, se empieza a imponer la idea de que las actividades de la economía digital tienden de forma más intensa que otras a concentrarse en busca de los beneficios de las economías de aglomeración.

Daniel Sarasa

Daniel Sarasa Funes

Daniel Sarasa es ingeniero de Telecomunicaciones por la Universidad de Zaragoza y candidato a doctor en Arquitectura en la Universidad Politécnica de Madrid (ETSAM). Contribuyó a poner en marcha la red wifi municipal, el sistema público de incubadoras de empresas y la Estrategia de Gobierno Abierto de Zaragoza. Actualmente dirige la Fundación Zaragoza Ciudad del Conocimiento y es editor del blog de innovación urbana Urbequity.com.

Hoy en día, los polígonos industriales de la economía digital son las ciudades. Las empresas de la nueva economía aman el centro de las ciudades y sus múltiples servicios, pero valoran todavía más formar parte de ecosistemas urbanos con una alta densidad de profesionales de tecnologías emergentes, emprendedores disruptivos, capital riesgo disponible y universidades tecnológicas punteras.

En consecuencia, lo que se viene observando en los últimos años es que las ciudades y regiones que lideran la nueva economía coinciden en general con las grandes capitales de referencia. Ha habido pocos jugadores nuevos de gran éxito y, lo que es más preocupante para el desarrollo territorial, las actividades avanzadas cada vez se concentran en menos ciudades. Según una investigación de 2019, 9 de cada 10 empleos creados en Estados Unidos en la última década en las industrias de vanguardia tecnológica están localizados en solo cinco ciudades o aglomeraciones urbanas: Boston, Seattle, San Francisco, San Diego y Silicon Valley.

A este lado del Atlántico, el envejecimiento de la población y la concentración de las nuevas actividades productivas plantean un importante desafío para las políticas de equilibrio territorial de las próximas décadas. El problema de la España vaciada ya no es solo el despoblamiento rural. A ese severo desajuste estructural se ha sumado la masiva emigración de jóvenes con título universitario que están marchando desde las ciudades pequeñas y medianas del interior y el noroeste hacia Madrid. Según los investigadores de la Universitat Autònoma de Barcelona Miguel González-Leonardo y Antonio López-Gay, el número de jóvenes entre 25 y 39 años que emigran a otras regiones o al extranjero se ha duplicado respecto a lo que sucedía en los años noventa.

Mientras la emigración a otros países es una parte menor del fenómeno -aunque sea la que más ha captado la atención pública-, la movilidad hacia otras regiones es mucho más intensa. Las comunidades más afectadas son Castilla y León, Extremadura y Castilla-La Mancha, cuyas capitales de provincia registran tasas negativas de emigración de jóvenes superiores al 10 % a partir de la crisis de 2008. Pero no solo ellas: efectos similares se registran en ese mismo periodo, aunque de intensidad más moderada, en las capitales de Asturias, Cantabria, Galicia, Comunidad Valenciana y Aragón.

El dato más inquietante es el carácter crecientemente selectivo de esa emigración. Desde 1992 se ha triplicado el porcentaje de titulados universitarios entre los jóvenes que han abandonado su región de origen. En Castilla y León, la comunidad más afectada, el 60 % de los jóvenes que emigran tienen estudios universitarios; y tasas superiores al 50 % se encuentran en regiones como Asturias, Galicia, Comunidad Valenciana, Cantabria, Aragón, La Rioja y Navarra. En el otro lado de la ecuación encontramos que el 65 % de los flujos migratorios hacia Madrid son de titulados universitarios.

La pérdida de capital intelectual de muchos territorios y su concentración en Madrid como gran ciudad global española garantiza una mayor desigualdad territorial futura. Nuestro país ha alcanzado una tasa de educación superior entre los jóvenes de 25 a 34 años casi siete puntos más alta que la media europea. Lo malo para las ciudades de la España interior es que un título universitario también favorece la movilidad.

No es en absoluto malo para España tener una capital con la potencia empresarial y creativa que tiene acreditada Madrid a nivel internacional. Y tampoco lo es la más que sana competencia de Barcelona, aunque haya perdido algo de fuelle en los últimos años. Ambas ciudades son fuente de riqueza, proyección y oportunidades para el conjunto de España. Sin embargo, para que el país se sostenga y no caiga en una dualidad económica y social insoportable, van a ser necesarias políticas de reequilibrio territorial más ambiciosas, persistentes y adaptadas a la realidad economía y social de hoy. Es conocido que las estructuras en red, descentralizadas, son las más resistentes. Cuando los flujos económicos, políticos y humanos se centralizan en exceso, el conjunto se hace más vulnerable.

Hay que favorecer que las ciudades intermedias (Valencia, Sevilla, Zaragoza, Málaga, Murcia, Bilbao…), que componen los principales puntos de apoyo del andamiaje económico de la periferia, desarrollen sus economías especializadas para mantener ecosistemas empresariales competitivos y sostenibles. Al mismo tiempo, es evidente que hacen falta acciones efectivas -descentralizaciones de impacto- para cambiar el rumbo demográfico del resto de capitales y ciudades, sin dejar de trabajar también para mantener una calidad de vida digna en el medio rural.

La creciente fragmentación política que estamos viviendo es una señal inequívoca de aviso de la profundidad del malestar ciudadano. Una razón más para actuar.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento