Ayer se hizo el silencio. Pocas veces los madrileños hemos agradecido tanto el término de la propaganda electoral y el imperativo de la reflexión. Ha sido la campaña más tensa y áspera que se recuerda en Madrid, con más crispación ideológica que propuestas, debates cancelados y cartas con bala. Mucho populismo y poco nivel político. Ya no va más, la de hoy es la encuesta de verdad, la que decidirá el futuro de una comunidad y puede que, en gran medida, influya en el de toda España. Una participación masiva sería el mejor síntoma de salud democrática. Al menos, así ganamos todos.
OPINIÓN04.05.2021 - 06:16h
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