Carmelo Encinas Asesor editorial de '20minutos'
OPINIÓN

Año de nieves

La Sierra de Madrid, cubierta por nieve tras la nevada fruto del temporal Filomena por la Comunidad de Madrid (España), a 10 de enero de 2021. La Comunidad de Madrid ha recordado a los madrileños, a través de un comunicado, que en las p
La Sierra de Madrid, cubierta por nieve tras el paso de Filomena.
Rafael Bastante
La Sierra de Madrid, cubierta por nieve tras la nevada fruto del temporal Filomena por la Comunidad de Madrid (España), a 10 de enero de 2021. La Comunidad de Madrid ha recordado a los madrileños, a través de un comunicado, que en las p

Lo del refranero español atribuyendo "bienes" a los años de "nieves" tiene su fundamento. El origen de tal afirmación reside en la Castilla agrícola cuyos cultivos la convirtieron desde la época romana en el granero de España. La nieve permite mantener húmeda y esponjada la tierra labrada, lo que favorece el crecimiento de los cereales además de eliminar las plagas limitando su expansión. La agricultura en nuestro país tiene ahora otros recursos más sofisticados que le restan protagonismo a los cultivos de secano, pero para todos ellos se necesita agua y estas nevadas proporcionan unos recursos hídricos extraordinarios.

Toda esa nieve que se acumula en las cumbres, y que las bajas temperaturas de esta semana han convertido en hielo, constituye una portentosa reserva de agua dulce que alargará hasta bien entrada la primavera su aportación a los arroyos, ríos y, por tanto, a los embalses, lo que garantiza una temporada de abundancia en las cuencas hidrográficas. Eso se traduce en mayores posibilidades para los trasvases a las grandes zonas de regadío y elevar el nivel de agua en los ríos por encima de sus caudales ecológicos. Otro tanto provocará el deshielo en las capas freáticas que acumulan el agua subterránea y que experimentarán a buen seguro una espectacular recuperación.

"Ni los más pesimistas imaginaron una descarga tan prolongada y furibunda"

Aunque esta vez la tempestad ha causado graves daños al olivar y las hortalizas de invierno, la nieve en general siempre fue una buena noticia para un país donde el agua es un bien escaso y donde las sequías prolongadas resultan temibles. Eso en el campo, en la ciudad un elemento positivo que no siempre se aprecia es la limpieza que experimenta el aire gracias a la capacidad de los copos de atraer las partículas contaminantes.

Ninguno de estos beneficios que pronostica el refranero y que son reales le ha restado un ápice de dramatismo a lo acontecido estos días en el centro y este de la Península, provocando un gigantesco colapso logístico hasta ahora desconocido. Ningún registro anterior es comparable a las 30 horas seguidas que nevó con furia en Madrid. Ni los centenarios recuerdan haber visto las calles de la capital convertidas en pistas para trineos o la práctica del esquí de fondo. Es verdad que la Agencia Estatal de Meteorología clavó sus pronósticos advirtiendo de una nevada histórica, pero ni los más pesimistas imaginaron una descarga tan prolongada y furibunda ni el infierno blanco que después dibujaría el bajón de temperaturas.

"La coordinación entre administraciones de distinto color ha sido bastante fluida"

En la ciudad de Madrid la nieve es casi una rareza y, por tanto, carece de sentido sobredimensionar sus equipos mecánicos para afrontar tan excepcional situación. Cualquier ciudad del norte de Europa acostumbrada a la nieve y al frío extremo habría colapsado con una nevada de esta magnitud aunque hubiera recuperado la movilidad mucho antes gracias a los medios que están habituados a usar. Tampoco tiene sentido que los madrileños compren neumáticos de invierno a no ser que vivan en la sierra.

Han sido días complicados pero, salvo excepciones puntuales, no sería justo criticar la actuación de los servicios públicos, que respondieron con eficacia a una situación tremendamente complicada. Una vez más, el esfuerzo ciclópeo de los sanitarios, Proteccion Civil, las fuerzas de seguridad y del Ejército ha minimizando con profesionalidad las consecuencias de la tempestad. Es verdad que a algunos políticos les han sobrado ciertos gestos oportunistas un tanto patéticos pero, en términos generales, la coordinación entre administraciones de distinto color ha sido bastante fluida y razonable. No todo se hace mal.

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