Algo se está moviendo en la España rural donde ha nacido una plataforma, la de la España ‘vacilada’, y en la que hartos de sentirse ciudadanos de segunda –con los mismos impuestos– han convocado una manifestación en Madrid, con la que lanzar un grito de basta ya. El alcance de esta iniciativa aún es una incógnita y si fructificará en un movimiento con proyección en el Parlamento también. Sin embargo, es evidente que a poco que se lo propongan, el número de seguidores que aglutinarán será relevante en una España en la que el hombre se ha convertido en una especie en peligro de extinción.

Los ocho presidentes de la España rural piden una "financiación justa" y rechazan un pacto bilateral con Cataluña

Allí, los consultorios están desapareciendo con la misma velocidad con la que se están suprimiendo trenes, entre otros servicios vitales para una población envejecida. Y mientras todo esto ocurre, en la otra España son incapaces desde hace años de consensuar un modelo de financiación autonómico que atienda las necesidades básicas de la población en un país en el que la solidaridad brilla por su ausencia, donde cada autonomía va a la suya y en el que cualquier atisbo de equilibrio territorial no pasa de ser una utopía.

La cuestión está en cómo distribuir los recursos entre 17 autonomías, cuando ya de entrada dos ellas, Navarra y Euskadi, ni siquiera participan en la caja única; una tercera, Cataluña, quiere seguir el mismo camino que las otras dos y una cuarta, Madrid, que también va a lo suyo. Ocho presidentes autonómicos se han unido para reclamar un reparto de fondos acorde con la despoblación y el envejecimiento, no con los caprichos, que diría Page. Que se hayan reunido ya es un primer paso y que la España ‘vacilada’ se empiece a mover, otro. Veremos en qué queda.