En España fallecen al año alrededor de 1.300 personas en accidentes de tráfico en la carretera, es decir, un tercio de las que se suicidan que son alrededor de 3.900. Contemos además con que se producen más de 80.000 intentos de quitarse la vida de forma anual en nuestro país. Los datos están claros, hay que actuar contra este problema. No hay nada más preciado que la vida, y toda inversión económica es poca si con ello se consigue salvar a un ser en apuros.

Al igual que hace treinta años era habitual que los informativos diarios hablasen de fallecimientos en carretera, donde por ejemplo en 1990 fallecieron más de 5.000 ciudadanos por accidentes, y hoy la cifra se ha rebajado considerablemente. Entre medias se han hecho políticas con campañas para prevenir unas muertes que en muchos casos pueden evitarse. Las que ocurren de forma accidental, sin imprudencias, van a seguir entre nosotros. Hoy en día la gente sabe que no tiene que beber antes de subirse al vehículo, que tiene que ponerse el cinturón, no hablar por el móvil y una serie de negligencias que pueden propiciar un desastre.

El suicidio es la última lacra de un proceso que ha fallado. Faltan psicólogos públicos que sean accesibles

Con la salud mental se ha abierto una brecha a raíz de la pandemia y poco a poco parece entrar en el debate social. Desde la angustia por el futuro que trae consigo la ansiedad, a la melancolía y la mirada anclada en el pasado que conlleva la depresión. El suicidio es la última lacra de un proceso que ha fallado. Faltan psicólogos públicos que sean accesibles. 

Los medios de comunicación son esenciales para eliminar temas tabúes como puede ser este de acabar con tu propia vida

Las principales herramientas en la actualidad son las llamadas al teléfono de la esperanza o a los servicios de emergencias, algo insuficiente a mi modo de ver. Los medios de comunicación son esenciales para eliminar temas tabúes como puede ser este de acabar con tu propia vida. El Ministerio de Sanidad dispone de una guía para ayudar a tratar estos temas a los profesionales de la información, ya que ni somos psicólogos, ni médicos. Un tema al que muchos temen por el conocido 'efecto llamada'. Al final la clave es que el afectado pueda darse cuenta de que ese no es el camino, pero también que su entorno pueda descifrar que tras una sonrisa puede haber un trágico mundo interior. En resumen, acercar a familiares, amigos, compañeros de trabajo o personas cercanas a ese individuo que tiene un problema y ser consciente de que en algún momento toca acercarse y decir "tenemos que hablar".