OPINIÓN

El planeta está vivo

La lava arrasa un centenar de viviendas en La Palma
La lava arrasa un centenar de viviendas en La Palma
Europa Press
La lava arrasa un centenar de viviendas en La Palma

Con acontecimientos como el que se está viviendo en La Palma, nos damos cuenta de que no somos nada dentro del engranaje del universo. No hemos creído que, por el simple hecho de razonar; algunos mejor que otros, estamos por encima de la propia naturaleza. Dicen que esta es sabia, y la verdad es que no se equivocan los que lo afirman. Ahora bien, que el mundo siga su curso natural no quiere decir que esto sean señales que nos esté mandando por tratarle mal, algo que también hacemos. Vivimos en él y, nos guste o no, esto es una de las consecuencias.

Las erupciones forman parte de este y de otros tantos astros que rigen las diferentes galaxias que conocemos. No soy astrónomo, ni geólogo, ni mucho menos vulcanólogo; pero solamente hace falta observar con cierta perspectiva para darte cuenta de que el poder de la tierra es demoledor a la par que impactante. He leído en la prensa testimonios de lugareños que asemejaban la erupción con "una bestia enfadada que escupía fuego", la imaginación es apasionante. Son relatos que si nos teletransportamos a unos siglos atrás, quedarían en los anales de la mística y la leyenda. Hoy en día podemos explicar este tipo de acontecimientos gracias a la tecnología y nadie nos dará gato por liebre.

Una pandemia y un volcán nos han bajado dos peldaños del Olimpo de los dioses donde vivíamos

A medida que pasa el tiempo tengo más claro que el azar es una de las grandes bases que gobierna nuestras vidas. No tenemos ni pajolera idea de nada relativo al futuro. Muchos pensaban que con la peste negra, la extinción de los dinosaurios, o la erupción del Krakatoa el cupo de desgracias naturales de gran calibre estaría cubierta por milenios. Terremotos, tsunamis, inundaciones o incendios parecen más llevaderos y comunes en el imaginario colectivo, aunque son demoledores como se ha comprobado. En menos de dos años ya hay dos de estas extrañas catástrofes de las que hemos podido recibir sus consecuencias en nuestro país. Una pandemia y un volcán nos han bajado dos peldaños del Olimpo de los dioses donde vivíamos. La naturaleza siempre demuestra tener un conejo en su chistera. El meteorito sí que esperemos que haya pasado a mejor vida. De invasiones alienígenas hablamos otro día, que no está el horno para bollos

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