En palabras del director de la Real Academia Española, Víctor García de la Concha, se entrega el galardón a Pitol por «sus reflexiones constantes sobre el arte de escribir, su anticipación a la fusión de géneros, y por su dimensión cervantina». El premio está dotado con 90.152 euros.

«Estoy verdaderamente emocionado, es lo mejor que me ha pasado en la vida literaria», declaró ayer a la agencia Efe tras recibir la noticia. Con voz quebrada por la emoción, el escritor añadió que el Cervantes «es el mayor premio de la lengua castellana, y su mismo nombre ya lo cubre de grandeza». Dice que el tiempo que le queda hasta que el Rey le entregue el premio en abril en Alcalá de Henares será «la espera más feliz» de su vida.

Un talento muy fértil

Pitol es un autor prolífico con importantes estudios sobre cultura mexicana, como El arte de la fuga y Pasión por la trama. Algunas de sus novelas han sido llevadas al cine y acaba de publicar la antología Los mejores cuentos.

Entre las reacciones que ha provocado en el mundo literario, el escritor catalán Enrique Vila-Matas ha dicho que Pitol «va a sorprender a quienes no lo conozcan aún». Además del galardonado, este año también optaban al Cervantes autores como el peruano Alfredo Bryce Echenique o el uruguayo Mario Benedetti.

El año pasado el premio recayó en el escritor español Rafael Sánchez Ferlosio.

Una infancia muy difícil

Sergio Pitol nació en Puebla (México) el 18 de marzo de 1933. Su madre murió ahogada cuando él tenía 4 años, su padre falleció de meningitis y su hermana «de desesperación», según sus palabras. Entre los 6 y los 12 años estuvo enfermo en cama por culpa de la malaria. Licenciado en Derecho y Filosofía, en 1960 inició la carrera diplomática, que le llevó a varios países de Europa del Este, a Roma, Pekín, París, Moscú y Barcelona, donde también trabajó para varias editoriales españolas. Se declara un apasionado por las letras y el cine.