Era el día: este domingo, 27 de diciembre, se cumplía justo un año de la masacre que le costó la vida a casi 1.300 personas en la Franja de Gaza -13 de ellos israelíes- y que dejó también más de 5.000 heridos. 20minutos.es se desplazó hasta la frontera de Erez, al oeste de Israel, para comprobar el bloqueo al que es sometido día tras día la población de la zona 365 días después del comienzo de la que se denominó 'operación 'Plomo Fundido'.

Desde la ciudad de Belén y, tras hora y media de camino hasta el puesto de control que separa Gaza de Cisjordania se puede observar a lo lejos una enorme estructura que divide la zona. No se trata de un 'check point' como los demás, no es un puesto de control habitual que se pueda atravesar con un simple pasaporte.

El paso de Erez es una barrera infranqueable, imposible de penetrar así como así: Israel concede a cuentagotas las acreditaciones para la prensa internacional y, a veces, dos días de trámites con traslado a Jerusalén incluidos no son suficientes ni siquiera para obtener una respuesta, afirmativa o negativa. Pasar se convierte en tarea imposible.

En Erez se respira tranquilidad pese a la tensión de los últimos días, aunque al otro lado la situación es bien distinta. Nuestra compañera de Radio Nacional de España, Cristina Sánchez, sí consiguió pasar la barrera sobre las 8 de la mañana y cuenta que "el panorama que te encuentras es desolador y la sensación de estar encerrada por tierra, mar y aire es sobrecogedora".

"El fósforo blanco provocaba terribles quemaduras"

"Allí la situación no ha cambiado mucho desde hace un año", afirma Cristina. Ella, además, logró hablar con el doctor Ahmed, que presenció todo lo ocurrido allí, en el hospital Al-Shifa, y recuerda, entre otras cosas, las consecuencias de los heridos por el fósforo blanco israelí, que "provocaba terribles quemaduras".

Ahmed recalca que aún hoy se siguen curando las heridas físicas, pero también las que no se ven: "el 100% de la población de la Franja necesita tratamiento psicológico, sobre todo los niños", destaca.

Por su parte, la UNRWA (Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en el Oriente Medio) asegura que tras la ofensiva la situación sigue empeorando en la zona y que la ayuda internacional es básica en Gaza para la manutención de sus habitantes. Además, según la Agencia de la ONU para los refugiados en Palestina, todos sus proyectos no pueden llevarse a cabo porque tampoco se deja entrar material de reconstrucción.

Pese a todo, Israel no da su brazo a torcer y cada día la población de Gaza, habitada por un millón y medio de seres humanos, se ve sometida a un 'estrangulamiento' atroz del que no pueden librarse porque ni siquiera se les permite huir de la zona.

Los habitantes de Gaza están 'atados de pies y manos' y sometidos a 'la tiranía' de la ayuda humanitaria racionada. Todo por unas elecciones que ganó el partido de Hamás en 2006, o al menos así lo certificaron los observadores del Consejo de Europa que estuvieron presentes en dichos comicios. Un partido que se enorgullece de estar al lado del pueblo, pero que a la vez sigue enfrascado con su máximo rival dentro de las facciones palestinas en una lucha que no parece tener fin.

Hasta entonces, hasta que Hamás y Fatah no resuelvan sus diferencias, mientras no se pongan de acuerdo, es más que probable que la situación actual se prolongue en Gaza, y también en el resto de Palestina. Sería un primer paso lógico para llegar al único discurso ante Israel y, cómo no, también ante el resto de la Comunidad Internacional.