Entrevistarse con líder de Hamás, Khaled Meshaal, no es tarea sencilla. En su exilio en Damasco, Siria, el político del movimiento de liberación palestino es como un ente del que todo el mundo habla, pero al que muy pocos pueden ver. La razón es sencilla: es uno de los principales objetivos, si no está el primero de la lista, de un Mossad israelí que ya consiguió envenenarle en 1997. Allí, sin embargo, logró hacerse con el antídoto.

Por eso, por cuestiones estrictamente de seguridad, para coincidir con él es necesario emprender un viaje digno de cualquier película hollywoodiense en el que nunca sabes cuál será el siguiente paso, el definitivo, el que te permita encontrártelo frente a frente.

Meshaal es un hombre bregado en muchas batallas, un tío listo. Sabe que recibe a un grupo de periodistas españoles que se han desplazado a Damasco y se muestra comedido, lanzando mensajes al mundo occidental, pero también otras muchas perlas dignas de la lectura entre líneas. Irrumpe con una sonrisa y saluda a todos los miembros de la delegación, aunque se disculpa porque "a las mujeres no les puedo dar la mano". Al parecer, el Islam lo prohíbe, aunque sólo practican esta medida los musulmanes más conservadores.

La postura única de Hamás

El líder de Hamás da entonces las "gracias por esta visita valiente" y entra poco más tarde en materia asegurando que "Hamás tiene una postura única ante el plan de paz de El Cairo, que pasa por un alto el fuego, la retirada de las tropas israelíes de Gaza, la apertura de los puestos fronterizos y el fin del bloqueo". El alto el fuego tiene que ser "por ambas partes", aclara ante la pregunta de si ha contemplado la posibilidad de dejar de lanzar cohetes a zona israelí. "Son una respuesta, no un ataque", dice. Además, "¿quién nos asegura que vayan a dejar de atacarnos entonces?".

Meshaal se queja de la situación que están viviendo porque "la franja de Gaza, habitada por 1,5 millones de personas, se ha convertido en la mayor cárcel de la historia". "Esto no es una guerra, es una agresión contra un pueblo semi indefenso, una matanza en toda regla", apunta el líder de Hamás.

También se refirió a los gobiernos occidentales, de los que dijo "tienen posturas tibias, no hacen nada", aunque matizó que "estamos dispuestos a colaborar de forma constructiva con cualquier papel positivo que pueda desempeñar Europa". Según el propio Meshaal, "no somos terroristas: nosotros nos defendemos, somos la víctima".

Eso sí, quiso mandar tres claros mensajes:

Meshaal no quiso despedirse sin antes decir que considera que "Bolivia y Venezuela son más valientes que muchos árabes por romper relaciones con Israel ", y calificar al presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas, como "el gran perdedor del conflicto". También reiteró que "este genocidio es consentido por naciones democráticas" y que "el pueblo palestino nunca se rendirá". De hecho, explica, "la guerra sigue porque no han conseguido doblegar la voluntad palestina". Obama, declaró, "se enfrenta a un gran reto".