Descubren que las águilas cambian sus rutas de vuelo para evitar la guerra en Ucrania

Águila.
Águila.
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Águila.

La guerra resuena desde la tierra hasta el firmamento. Volar por un cielo saplicado de fuego de artillería y cazas es la condena de las águilas moteadas, que han cambiado su rumbo: ahora vuelan más lento, con menos paradas y dan más rodeo para esquivar el conflicto en Ucrania.

Se sabe porque antes del inicio de la guerra, un equipo de científicos puso en marcha una investigación sobre estas aves amenazadas por el cambio climático, la sequía y la destrucción de su hábitat. Para seguir sus hábitos migratorios, colocaron dispositivos GPS en varios ejemplares de la región bielorrusa de Polesia, una de las mayores  zonas pantanosas de Europa, que abarca también territorios Ucrania, Rusia y Polonia.

Con el estallido de la guerra en 2022, los científicos encontraron una oportunidad para investigar, por primera vez, como un conflicto bélico afecta a la vida silvestre. "Nuestro estudio proporciona la primera evidencia cuantitativa de esto", afirma Charlie Rusell, de la Universidad de East Anglia, Reino Unido.

Más lento, menos escalas y más kilómetros

El estudio, publicado en la revista Current Biology, es el primero que revela los efectos de un conflicto bélico en marcha en la migración de un ave amenazada -el águila moteada está clasificada como vulnerable por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN)-.

Entre las conclusiones que se sacaron tras el estudio, se determinó que debido a la baja altitud de vuelo de estas rapaces -de unos 350 metros sobre el nivel del mar-, que aumenta el riesgo a la exposición de conflictos terrestres, las águilas se desviaron y pasaron menos tiempo haciendo escalas. 

En total, añadieron de promedio unos 85 kilómetros extra a sus rutas tradicionales. Esto supone que, lo que antes de la guerra constituía un viaje de 193 horas para las hembras, en 2022 supuso 246 horas. También los machos aumentaron sus rutas: de 125 horas a 181. Y lo más curioso es que fueron viajes más lentos, con una velocidad un 20% menor para ellas y un 30% para ellos.

Charlie Russell asegura que de este estudio pueden sacarse otras conclusiones, como que "más allá de las guerras, potencialmente existen muchas actividades humanas que probablemente cambien o afecten el comportamiento animal".

¿Cómo influyen estos cambios en las águilas?

Otra de las grandes conclusiones del estudio es que la mayoría de las aves evitaron hacer escala en Ucrania. Lo hicieron solo seis de 19 (es decir, un 30%) en 2022, en comparación con 18 de 20 (un 90%) que sí lo hicieron en el periodo previo, de 2018 a 2021. Además, otras zonas importantes en las que antes paraban a recuperar fuerzas y comer, como era la Polesia ucraniana, no se utilizaron.

Todo esto supone que, por un lado, las águilas llegaban más tarde a los lugares tradicionales de cría, lo que les supone un gran gasto energético. Y aunque todas las águilas monitorizadas sobrevivieron, los científicos creen que estos cambios podrían afectar negativamente en el periodo de cría.

"Este tipo de perturbaciones pueden tener impactos significativos en el comportamiento de las águilas y potencialmente en sus aptitudes. Para los individuos que se reproducen en estas zonas, o para otras especies que son menos capaces de responder a las perturbaciones, es probable que los impactos sean mucho mayores", advierte Russell.

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