Los sextos presupuestos de la era Zapatero, y también los más polémicos -incluso antes de conocerse- desde la llegada del actual presidente al poder, salen este sábado a escena para ser aprobados por el Gobierno. La novedad, en este caso, no es otra que la expectación generada por conocer los detalles de la archianunciada subida de impuestos con la que el Ejecutivo pretende mitigar la caída de ingresos y el déficit derivados de la crisis.

Precisamente, el presidente del Gobierno y la vicepresidenta segunda, Elena Salgado, regresan este mismo sábado de Nueva York, donde se ha celebrado la Asamblea General de la ONU, para asistir al Consejo de Ministros extraordinario del que saldrán las cuentas que el Gobierno presentará el próximo martes en el Congreso.

Allí, en Nueva York, el presidente español reiteraba hace unos días que "el máximo esfuerzo en la modificación de impuestos lo asumirán las rentas más altas", si bien no quiso dar detalles sobre lo que él entiende por rentas más altas, algo que sí tendrá que puntualizar ahora. En cualquier caso, la subida impositiva que Salgado debe concretar, eclipsa cualquier otro aspecto de estos Presupuestos, los más austeros de este Gobierno, con una reducción total del gasto público del 4,5%.

Luces y sombras de la subida de impuestos

Así, pese a que hasta el sábado no se sabrá a ciencia cierta en qué consistirá la subida de impuestos, todo indica que se eliminará la deducción de 400 euros por contribuyente del IRPF, el IVA subirá del 16% al 18%, el impuesto de plusvalías aumentará del 18% al 20%, se verán afectados en alguna medida el tabaco y el alcohol y, también, es muy probable que se apruebe un 'impuesto verde' para los carburantes.

En cuanto a la reducción del gasto público, el Gobierno se ha comprometido a que los recursos de los ministerios bajen un 6% y sólo dará prioridad a las partidas dirigidas a la inversión productiva y, sobre todo, al gasto social. Por ejemplo, la crisis ha hecho que se destinen hasta 32.000 millones de euros para cubrir las prestaciones por desempleo, según datos recientes del Ministerio de Trabajo.

Austeridad, la clave del Gobierno

Será necesario un gran esfuerzo para tratar de reconducir el déficit público, que este año llegará al 9,5% del PIB, según las previsiones del Gobierno. Sobre todo si se quiere reducir en poco más de un punto, hasta el 8,4% del PIB, en 2010. A pesar de ello, será todavía un déficit bastante elevado, teniendo en cuenta el compromiso que hay con la Comisión Europea de que vuelva a estar por debajo del 3% en 2012.

Por su parte, Elena Salgado, que se enfrenta a su primera entrega el martes de los Presupuestos en el Congreso, ha insistido durante estos días en que la austeridad es clave también para tratar de contener el considerable aumento de la deuda pública que traen consigo los consecutivos déficit. Dicha deuda puede llegar al 60% del PIB el año que viene.

En busca de siete apoyos parlamentarios

En cualquier caso, una vez el Consejo de Ministros apruebe el proyecto de ley, el PSOE necesitará encontrar siete votos en el Congreso para que la Cámara no devuelva las cuentas al Gobierno, algo que no será tarea sencilla para el Ejecutivo de Zapatero.

Así, el Partido Socialista buscará el apoyo en el grupo de ERC-IU -ICV (5), en el BNG (2) o en el PNV (6), aunque todos ellos ya han puesto numerosas condiciones: desde un mayor compromiso contra el fraude fiscal al blindaje del concierto económico vasco. Y, pese a que en un principio parecía que CiU (10) podría ser favorable, el Gobierno ya no espera su voto, pues los catalanes ya han expresado, en la línea del PP o de la CEOE, que consideran innecesaria una subida de impuestos en estos momentos.