Juan Luis Saldaña Periodista y escritor
OPINIÓN

Si soy Clark Kent, soy Superman

Superman ayuda a una señora a cruzar la calle.
Superman ayuda a una señora a cruzar la calle.
IG/Leonardo Muylaert
Superman ayuda a una señora a cruzar la calle.

Un tipo espera en una fila de una convención de amantes de los cómics en Brasilia para que un autor le firme sus libros. Otro sujeto se fija en él y lo graba con el móvil. Lo sube a una red social y dice que se parece mucho a Clark Kent. Hay algo de cierto en eso. El tipo mide más de dos metros, se ve que está fuerte y coordinado, lleva ropa muy formal y unas gafas de pasta negra que corrigen -o simulan corregir- la vista de unos ojos de color azul claro.

Es verdad que el tipo se parece un poco al Christopher Reeve de las últimas películas de Superman. El vídeo se populariza y llega hasta el protagonista que se queda muy sorprendido al verse haciendo fila como un superhéroe de incógnito. Hasta le han puesto de fondo la música de la película. El tipo se llama Leonardo Muylaert y es un abogado de Brasilia con cierta afición por los cómics.

Lejos de sentirse mal, de ofenderse o de encerrarse en su cuarto y no querer salir a la calle hasta que pase el chaparrón, el señor Muylaert hace en su mente el genial razonamiento que da título a esta columna: “si me parezco a Clark Kent, me parezco a Superman”. Tras pensarlo un poco, consigue un traje de Superman de su talla y sale a la calle a hacer el bien. El éxito es inmediato. Sus redes crecen. Poco a poco, la agenda de este Superman brasileño se llena de actos benéficos y de actividades pensadas para niños y mayores.

La historia del señor Muylaert es una lección de vida. Es cierto que los demás pueden ver cualidades en ti que no sabías que tenías, pero eso no es suficiente.

La historia del señor Muylaert es una lección de vida. Es cierto que los demás pueden ver cualidades en ti que no sabías que tenías, pero eso no es suficiente. Hace falta un empujón de autoconfianza, algo de autoconocimiento y, también, una superación del miedo a lo que piensen los demás. Este Supermán brasileño es un ejemplo para todos los que tenemos algo positivo y no sabemos sacarle partido.

Platón habla del autoconocimiento en la proyección del otro. Son los demás los que nos ayudan a conocernos. Para Aristóteles, conocerse depende más de la observación y el análisis sobre uno mismo. En el caso del Superman brasileño se dan las dos visiones y, además, se cumple la condición más kantiana de autoconocimiento del límite propio. El señor Muylaert sabe que se parece a Superman, pero que no lo es. No tienen ninguna pinta de saltar desde el séptimo piso con la esperanza de volar. Cuánto se aprende de los frikis.

  

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