De manera inédita, Pedro Sánchez anunció el pasado miércoles, en una carta a la ciudadanía, que necesitaba parar cinco días y reflexionar sobre si merecía o no la pena el honor de presidir el Gobierno de España con la carga que arrastra de ataques, odio, falsedades, bulos y calumnias que sufren tanto él como su familia desde hace diez años.

Su reflexión se convirtió de inmediato en una interpelación a todos los españoles y españolas sobre lo que denominó ‘máquina del fango’, tomando el concepto del filósofo Umberto Eco. Sí, por primera vez un presidente nos convocó a reflexionar con él sobre las agresiones y ataques verbales, la difusión de falsedades, el uso espurio de la Justicia con querellas inconsistentes pero mediáticas y el papel de los falsos medios de comunicación que enturbian con mentiras la vida pública.

En realidad, nos interpeló sobre el valor de la democracia y la necesidad de defenderla o dejarla en manos de quienes solo aspiran al poder y son capaces de cualquier cosa con tal de conseguirlo.

Durante cinco días en los que no sabíamos si la reflexión del presidente le haría renunciar, una gran parte de la sociedad se movilizó y resolvió que sí merecía la pena defender no solo al presidente y a su familia, sino aquello por lo que tanto habíamos luchado los socialistas: la democracia y la libertad.

La reflexión del presidente y su continuidad al frente del Gobierno son una oportunidad que debemos aprovechar para fortalecernos como sociedad, regenerar la democracia, acabar con la impunidad de los agresores adoptando las medidas necesarias que devuelvan el respeto, la tolerancia y el diálogo limpio a la conversación política.

Pedro Sánchez nos interpeló a todos y todas, ahora nos corresponde convertir en hechos la respuesta.