"No nos dejéis marchar", el grito de 1.500 investigadores a la Universidad española

  • El Gobierno pide a los rectores contratar a los científicos que trajo de fuera con el programa María Zambrano.
  • Las Universidades responden al Gobierno que la "estabilización" no consta en sus contratos, que acaban en 2024.
Julia Chacón, doctora en Biología y una de las investigadoras del programa María Zambrano
Julia Chacón, doctora en Biología, volvió a España con el programa María Zambrano
Jorge París 
Julia Chacón, doctora en Biología y una de las investigadoras del programa María Zambrano

"Tenemos doctorado, certificados de excelencia, charlas internacionales, docencia reconocida, creación de asignaturas y transmisión de conocimiento a la sociedad. No es por nada, pero tenemos unos currículum que quitan el hipo. No merecemos más que el resto, pero si nos trajisteis a España después de la pandemia con un programa de atracción de talento internacional, no nos dejéis marchar". 

"No nos dejéis marchar". Ese es el grito que lanza Julio Villa-García, doctor en Lingüística y uno de los 1.500 científicos del programa María Zambrano que en 2021, y gracias a los fondos europeos, aterrizaron en las universidades españolas procedentes de prestigiosos centros de investigación a nivel mundial. Como adelantó El País, vinieron atraídos por una convocatoria que ofrecía a investigadores posdoctorado de gran experiencia y en activo, un contrato de tres años y 4.000 euros al mes, que fueron 3.000 en muchos casos, porque algunas universidades detrajeron la cuota profesional, asunto que ha sido judicializado. 

Pero ahora su principal problema es que en el mes de diciembre se les acaba el contrato y se ven fuera de la Universidad y de nuevo más que probablemente fuera de España, dado que el programa que los trajo no contempla prórrogas ni la estabilización de las plazas. Por toda alternativa, y solo algunos, podrán optar a puestos temporales de profesor asociado, categoría de menor estatus y con la mitad de su salario, cobrando menos de 1.500 euros.

Julio Villa-García vino a Oviedo desde Manchester, universidad que le concedió una excedencia. "Soy profesor titular en la Universidad de Manchester, una de las cuarenta mejores del mundo, con 25 premios Nobel entre su academia, pero si decido quedarme en Oviedo tendré que aceptar una plaza de ayudante. Eso sería bajar dos escalafones de categoría y dividir el salario por tres", explica.

1.500 investigadores que se acogieron a un plan del Gobierno para la atracción de talento internacional están ahora sin un futuro claro respecto a su situación. (ATLAS)

Retener talento

"En España sabemos atraer, pero hacemos muy mal lo de retener", se queja Julia Chacón Labella. Como su colega de Oviedo, esta doctora en Biología que investiga ecología de las plantas dejó en 2021 su trabajo de investigadora en Arizona (EEUU) para regresar a España. A los dos años de programa, en septiembre, decidió salirse para aceptar en la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) el puesto de profesor ayudante. "Me ha supuesto una rebaja salarial de 900 euros, pero lo hice porque veía que no nos solucionaban a los Zambrano el problema de la estabilización".

Chacón está deseosa de que la ministra de Universidades, Diana Morant, les reciba. Quiere explicarle qué significa para investigadores de unos 40 años de edad, con más de 15 de trayectoria científica, gente que ha dado la vuelta al planeta, "tener que contentarse para quedarse en España con un contrato temporal de cuatro años por 1.460 euros netos al mes. ¿De verdad eso lo ve normal? Me encantaría hablar con la ministra y preguntarle si esa es la única solución, que ni siquiera es universal".

Julio Villa-García, uno de los investigadores del programa María Zambrano.
Julio Villa-García, uno de los investigadores del programa María Zambrano.
CEDIDA

La ministra ya ha dicho públicamente que está dispuesta a darles audiencia. Pero ha lanzado la responsabilidad a los rectores, a quienes el lunes pidió que hicieran lo posible por estabilizar tanto talento internacional. Morant dijo que, "lo ponga por escrito explícitamente o no", existe la obligación de atraer y de retener el talento, por lo que pidió que las universidades, "en la medida de sus posibilidades", vayan estabilizando a esos 1.500 investigadores postdoctorales. 

"Sin financiación necesaria"

Las universidades, beneficiarias de un programa de 387 millones de euros cuyo origen son los fondos europeos, no han tardado en contestar. Desde la Conferencia de Rectores de la Universidad Española (CRUE) defienden que los contratos que se les ofrecieron no exigían su posterior estabilización. "El mayor inconveniente", han explicado, es que este programa nació "sin compromiso de continuidad y sin la financiación necesaria para ella por parte del organismo financiador". No obstante, se defienden alegando que, en muchos casos, ya han puesto los mecanismos a su alcance para ayudar a estas personas que dejaron puestos relevantes.

"El sistema académico español es precario, no está bien financiado y a pesar de esto tenemos un sistema científico potente como país, gracias a que hay mucho compromiso de los investigadores", reflexiona la bióloga Julia Chacón Labella, muy crítica con las condiciones del programa que le permitió volver a España. 

Chacón reconoce que pesó en su decisión haber pasado la pandemia lejos de la familia. Pero cree que el programa María Zambrano no está bien diseñado. A la falta de moratorias o de una estabilización suma que no se les haya permitido acceder a convocatorias de proyectos, lo que redunda en pérdidas de competitividad. O que les dijeron que cobrarían salarios de 4.000 euros, y finalmente fueran unos 1.000 menos porque las universidades les hicieron costearse la cuota profesional, un asunto judicializado y que llegará hasta el Tribunal Supremo.

Ley de universidades

Fue precisamente esa denuncia colectiva por la cuota profesional "fantasma", que no aparecía en el contrato que les ofrecieron, lo que unió a los 'zambranos' en un grupo que se comunica y organiza por WhatsApp. En él participan Villa-García y Chacón, egresados españoles, pero también investigadores extranjeros que, si cabe, lo está teniendo más complicado. Lo explica Renzo Fabián, un peruano que dejó su trabajo permanente en Brasil ante la oportunidad de investigar en Ingeniería Eléctrica en la Universidad de Barcelona. Cuando supo que no cobraría 4.000, sino 3.000, no pudo ya echarse atrás, porque habían vendido los muebles y el coche. Además, denuncia que varios de sus compañeros no comunitarios están sufriendo problemas de visados, porque no se los extienden debido a "los bajos ingresos".

Aunque el contrato de investigación que les trajo no prometía estabilidad, muchos confiaron en la nueva ley de universidades (LoSU), que insta a incorporar investigadores de especial relevancia del extranjero. "El problema es que no hay dinero, y se quiere favorecer a los de dentro", opina Villa-García. Lingüista como es él, explica que "la palabra atraer implica retener": "Nadie nos prometió nada, pero si me das acceso a la Universidad y la ciencia española es para que me quede y no para que me vaya. No nos dejéis marchar". 

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