Hablamos a los perros como a los bebés, pero no usamos las mismas caras, revela un estudio

  • Las expresiones faciales y los estados emocionales son menos intensos cuando hablamos con los perros.
En un estudio realizado el año pasado, se pudo observar que los perros responden mejor a la voz de las mujeres.
En un estudio realizado el año pasado, se pudo observar que los perros responden mejor a la voz de las mujeres.
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En un estudio realizado el año pasado, se pudo observar que los perros responden mejor a la voz de las mujeres.

En un curioso giro de los acontecimientos, un estudio reciente ha demostrado que, aunque ya se sabía que hablamos con nuestros perros de manera similar a como lo hacemos con los bebés (lenguaje infantilizado), utilizando un característico tono agudo y cariñoso, hay una diferencia crucial en la expresión facial que acompaña a esta prosodia exagerada.

La bióloga evolutiva Anna Gergely, conviviente con un perro, se preguntó si había diferencias en cómo hablamos con nuestras mascotas y nuestros pequeños humanos. Para responder a esta pregunta, diseñó un estudio.

El trabajo científico de Gergely, titulado 'La cara detrás de la voz afectuosa: un estudio comparativo sobre las características prosódicas faciales en la comunicación dirigida a perros, bebés y adultos' se ha publicado en una revista especializada en comportamiento animal y arroja luz sobre cómo nos comunicamos con nuestros perros en un campo que aún estaba sin explorar.

Para el estudio, los participantes debían realizar tres monólogos breves: uno dirigido al bebé, otro dirigido al perro y otro al cónyuge.
Para el estudio, los participantes debían realizar tres monólogos breves: uno dirigido al bebé, otro dirigido al perro y otro al cónyuge.
Applied Animal Behaviour Science. CEDIDA

Metodología y resultados

Durante décadas, la ciencia ha investigado cómo nos comunicamos con nuestros perros utilizando un estilo de habla exageradamente entonado, idéntico al que usamos con los bebés. Sorprendentemente, se han observado respuestas cerebrales similares en bebés y perros al procesar este tipo de habla de tonos agudos y aunque se han realizado numerosos esfuerzos para comprender los mecanismos fisiológicos detrás de esta forma de comunicación, se ha prestado poca atención a las expresiones faciales que suelen acompañarla.

Para diseñar el estudio, el equipo de Gergely reclutó a 23 parejas húngaras que tenían un bebé de entre 6 y 18 meses y convivían con un perro. Durante las visitas a las casas de las familias, los investigadores pidieron a los padres que realizaran tres monólogos breves e individuales: uno dirigido al perro, otro al bebé y finalmente al otro progenitor. Los monólogos incluyeron enseñar una nueva palabra, recitar una nana o canción de cuna y leer un guion con frases cotidianas como '¡Qué buen tiempo hace!’.

Gergely y sus compañeros grabaron los rostros de los padres durante los monólogos y posteriormente los analizaron mediante software de lectura facial para identificar expresiones y movimientos musculares.

Los resultados sugieren que las expresiones faciales de los padres eran más intensas y exageradas cuando hablaban con los bebés, especialmente al recitar canciones de cuna y las frases cotidianas establecidas. El software de reconocimiento facial clasificó estas expresiones como particularmente felices y de sorpresa o que transmitían un sentimiento de asombro. En contraste, los participantes mostraron menos cantidad de movimiento muscular facial y tenían expresiones más neutrales cuando hablaban con sus perros, a pesar de utilizar una voz idéntica a la que empleaban con sus bebés.

El equipo de estudio concluye destacando algunas limitaciones. A pesar de que realizar observaciones en los hogares de los participantes permite capturar mejor cómo hablan a los bebés y a los perros, también puede introducir errores debido al entorno artificial, como la presencia de grabadoras y experimentadores. Además, el estudio se realizó en un entorno húngaro de clase media, por lo que los resultados podrían ser diferentes en otros lugares y estratos sociales.

Para futuras investigaciones, los autores señalan que sería favorable considerar las diferencias individuales de las personas que hablan y la calidad de la relación con los bebés.

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