Un estudio liderado por el Institut d'Investigació Sanitària Pere Virgili (IISPV) de Tarragona ha identificado una alteración epigenética, o modificación química de la cadena del ADN, relacionada con situaciones adversas en la infancia, como maltratos o abusos, que, en última instancia darían lugar a la aparición de la bipolaridad. Como ya se había descubierto previamente, los desgastes ante este tipo de vivencias podrían ocasionar trastornos como el citado.
El proyecto, publicado en Molecular Psychiatry, ha sido liderado por la doctora Elisabet Vilella, responsable del Grupo de Investigación en Genética y Ambiente en Psiquiatría (GAP). Ha contado con el apoyo de profesionales del Hospital Universitario Institut Pere Mata y de la Universitat Rovira i Virgili. Según ha informado el IIPSPV, el avance logrado radica en que en un futuro, mediante un análisis de sangre al paciente con trastorno bipolar, se pueda determinar la gravedad de esta alteración, y que los tratamientos puedan ser "más personalizados y efectivos".
Para llevar a cabo el proyecto, los investigadores han contado con la participación de 128 adultos con diagnóstico de trastorno bipolar y 141 personas sin enfermedad mental a las que se les hizo un seguimiento con evaluaciones clínicas y psicológicas, junto con el análisis de muestras de sangre. El gen DDR1, en el que se ha observado la alteración, ejerce su función en una de las células más importantes del cerebro. Estas son los oligodendrocitos, encargados de recubrir las neuronas con mielina, una capa compuesta de lípidos que ayuda a que la información se transmita de forma más rápida y eficaz.
Tal y como se estima, alrededor de un 2% de la población sufre trastorno de bipolaridad. Algunos estudios previos han demostrado que entre el 60 y el 85% de los casos la aparición de este se debe a factores genéticos, por lo que puede ser heredado. Sin embargo, podrían existir otras variables, como las relacionadas con el medioambiente. Tal y como ha afirmado el IISPV, el descubrimiento de esta alteración podría suponer "un punto de inflexión para entender los desencadenantes de la enfermedad y su abordaje".
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