La primera bolsa encontrada contenía dos piernas mutiladas. Horas después, a escasa distancia, se halló el torso en otra bolsa escondida entre malas hierbas. Esa misma noche la Policía encontró más restos en una cochera. Para la mañana del sábado, ya había aparecido la cabeza; y todavía se busca el resto del cuerpo.
El brutal crimen que mantiene conmovida a la localidad de La Felguera, en Langreo (Asturias), se ha cobrado la vida de un hombre de 71 años que hacía dos meses abrió las puertas de su casa a otro hombre que ahora ha sido arrestado por haberlo asesinado: el inquilino al que arrendó una habitación.
La investigación permanece abierta y el acusado, que fue detenido el sábado, pasará a disposición judicial este martes, tras casi agotarse las 72 horas de prisión preventiva, según ha informado el Tribunal Superior de Justicia de Asturias.
El descuartizamiento se produjo 'post morten'
Un vecino encontró el viernes la primera de las bolsas mientras paseaba por La Felguera, en el huerto de la casa donde ambos vivían. Tras el hallazgo, llamó a las autoridades y les contó que hacía días que no veía a su vecino y que había visto a su inquilino llevando un carrito con bolsas durante toda la semana, según ha podido saber Nueva España.
Entonces se desplazó hasta el lugar un amplio operativo de agentes de la Policía Científica para recabar pruebas y realizar inspecciones oculares en los alrededores de la calle, lo que llevó al hallazgo de más bolsas con distintas partes del cuerpo en las inmediaciones de la casa.
Los restos encontrados fueron trasladados al Instituto de Medicina Legal de Oviedo para su identificación plena y, tras la realización de un examen forense, se concluyó que el autor del asesinato apuñaló en el tórax a la víctima, que el descuartizamiento se produjo post morten y que la fecha del deceso sería aproximadamente cinco días antes del hallazgo de la primera bolsa. Ese sería el tiempo que el acusado habría estado desmembrando el cuerpo.
Justamente el domingo 17, se escucharon "golpes" dentro de la casa, según testigos consultados por El Comercio. Los vecinos cuentan a medios locales que vieron al arrendatario portando "un carro con bultos en bolsas de basura" y al preguntarle por el casero, sus respuestas fueron contradictorias: primero dijo que el dueño estaba en el hospital, y más tarde aseguró que "lo habían secuestrado los rusos".
"No tenía dónde ir"
El vecindario desvela que el inquilino lidia con problemas con las drogas y que tiene dificultades para moverse con normalidad, pues siempre utiliza muletas para caminar. También la víctima, de avanzada edad, estaba involucrada en el mundo del "trapicheo", y para caminar con soltura requería de una máquina de oxígeno, avanzan a La Nueva España.
Sobre la relación de ambos, se apunta a problemas en la convivencia y motivos de índole económica, posiblemente relacionados con las drogas, si bien cualquier hipótesis permanece abierta, incluso la posible implicación de terceras personas, según cuentan fuentes de investigación al diario El Mundo.
En cuanto a la llegada del nuevo inquilino a la casa, los vecinos testifican que se instaló allí porque "no tenía dónde ir y que por eso, el casero le alquilaba la habitación", recuerda una vecina.
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