Fue primera dama de la Generalitat durante algunos meses, mientras Carles Puigdemont era presidente. Después, la fuga de su marido a Waterloo la obligó a recolocar su vida y su posición: durante todo este tiempo, Marcela Topor ha continuado viviendo en el chalet familiar, a las afueras de Girona, junto a sus hijas Magali y María. Pero, ¿cuál es la historia de esta mujer a la sombra de Puigdemont?
Marcela Topor: filóloga, actriz, periodista y pitonisa
De nacionalidad rumana, Marcela Topor, es filóloga inglesa de carrera. También actriz y periodista. Actualmente, trabaja como presentadora de un programa de televisión local. 'The WeeklyMag TV', destinado a realizar entrevistas en inglés a profesionales de diferentes ámbitos de Cataluña. Además, es editora de 'Catalonia Today', una revista que difunde noticias en inglés desde "un punto de vista catalán".
Aunque, si algo resulta curioso en la historia de esta mujer es su afición a la mística y a la magia. Así lo recoge el diario 'La Razón', en el que explican que suele recurrir al mundo de los espíritus y es una fiel creyente de estas tradiciones ancestrales que heredó aprendió en Rumanía de pequeña.
Su historia de amor con Puigdemont
La pareja se conoció en 1998, cuando Marcela acudió a Girona con la compañía de teatro Ludic Theatre, que participaba en un festival internacional de teatro amateur. Topor comenzaba su trabajo como actriz y Carles lo hacía entre el periodismo y la política.
Más tarde, Marcela regresó a Lasi, antigua capital del Principado de Moldavia, su ciudad natal, y fue allí donde tuvieron sus primeras citas juntos. En el año 2000 se casaron, no una, sino dos veces, en Rosas, en una ceremonia laica, y en Rumanía, por el rito ortodoxo. Entonces sí, se trasladaron juntos, definitivamente, a España.
Desde que su marido se fue a vivir a Waterloo, en otoño de 2017, Marcela Topor ha ido y venido decenas de veces para estar con él. Ahora, ella y sus dos hijas, de 14 y 16 años, se han acostumbrado a la ausencia del padre y viajan hasta Waterloo con su madre para ver al político expatriado.
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