La decisión de Colau de torpedear las cuentas en Cataluña y Barcelona incendia la relación entre PSOE y Sumar en el Gobierno

Las vicepresidentas primera y segunda, María Jesús Montero y Yolanda Díaz.
Las vicepresidentas primera y segunda del Gobierno, María Jesús Montero y Yolanda Díaz.
EFE
Las vicepresidentas primera y segunda, María Jesús Montero y Yolanda Díaz.

Los dos terremotos que han sacudido a la izquierda catalana en la última semana hacen temblar los cimientos de la coalición de Gobierno en Madrid. Este martes, la Barcelona en Comú que dirige la exalcaldesa Ada Colau anunció que votará contra los Presupuestos de la Ciudad Condal elaborados por el alcalde Jaume Collboni, del PSC, siempre y cuando el regidor no acceda a incluir al partido de Colau dentro del Ejecutivo municipal. Y esa decisión, unida a la de derribar las cuentas de la Generalitat de Cataluña que tomaron los comuns la semana pasada, ha desatado las hostilidades en el Gobierno central. 

El PSOE no oculta su enfado con la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, a quien fuentes de los socialistas acusan de no poder controlar a los partidos que están en la órbita de Sumar y, sobre todo, de "ponerse de perfil" ante cualquier situación que pueda ser mínimamente perjudicial para el Ejecutivo. La relación entre Díaz y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, no está rota, pero lejos han quedado los momentos de mayor complicidad, y en el ala socialista del Consejo de Ministros lleva tiempo instalándose la sensación de que la líder de Sumar no tiene un "discurso" fuerte y evita afrontar los problemas que van surgiendo.

Las críticas, no obstante, han pasado a ser explícitas después de que, en poco más de una semana, los comuns de Colau hayan torpedeado los Presupuestos de la Generalitat elaborados por ERC (y que contaban con el apoyo del PSC) y hayan anunciado que harán lo mismo con los de la ciudad de Barcelona. Esta última ha sido la gota que ha colmado el vaso, puesto que la capital catalana es la joya de la corona del poder municipal del PSC, que en mayo del año pasado recuperó el Gobierno local después de más de una década pero que cuenta con una mayoría muy exigua en el consistorio: apenas 10 de los 41 concejales.

Habida cuenta de esa debilidad, Barcelona en Comú lleva meses exigiendo a Collboni entrar en el Gobierno de la ciudad a cambio de darle estabilidad con sus nueve ediles. Pero el alcalde socialista, hasta ahora, se ha negado a dar a Colau poder institucional, y por ello las bases de los comuns votaron este martes por amplia mayoría torpedear las cuentas del PSC "en caso de que mantenga su negativa a acordar un Gobierno progresista amplio antes del Plenario Municipal del 22 de marzo". Esta decisión no implica derribar definitivamente el proyecto, pero sí obligará a Collboni a jugarse su cargo en una votación del pleno del ayuntamiento para poner las cuentas en marcha.

"La verdad es que no entiendo la estrategia de los comuns", denunciaba este miércoles un alto cargo del ala socialista del Gobierno, que no se esforzaba en ocultar el enfado del PSOE con Sumar. De hecho, este dirigente centraba el tiro en Yolanda Díaz, de quien decía que o bien no había querido mojarse para detener un nuevo choque en el seno de la izquierda catalana, o bien lo había intentado y había fracasado a la hora de hacer recapacitar a Colau. 

Sumar también eleva el tono contra el PSOE

En el PSOE cunde la sensación de que Díaz "se pone de perfil cuando hay problemas" políticos o de entendimiento entre socios, como ha ocurrido en Cataluña. Y lo cierto es que Sumar, este miércoles, mostró su pleno apoyo al movimiento de los comuns, como ya hiciera la semana pasada ante la decisión de derribar el proyecto de Presupuestos de la Generalitat presentado por ERC. "Las decisiones en Cataluña se toman en Cataluña y las decisiones de Barcelona se toman en Barcelona", se limitó a señalar el portavoz de Sumar en el Congreso, Íñigo Errejón, que culpó a Collboni del fracaso de sus cuentas por incluir políticas que, a juicio de Sumar, son poco progresistas. "El PSC tiene que hacérselo mirar", espetó.

Errejón, no obstante, intentó circunscribir los desencuentros de los últimos días a Cataluña, y aseguró que "las cosas que pasan en Barcelona obedecen a la lógica de Barcelona" y "en España hay una lógica propia, y el Gobierno se tiene que centrar en gobernar". Pero es difícilmente ocultable que las relaciones entre PSOE y Sumar en el Ejecutivo central pasan por un momento pésimo: Díaz lleva días mostrándose muy esquiva y este miércoles ni siquiera acudió a la sesión de control al Gobierno en el Congreso a escuchar la intervención de Sánchez.

Al mal momento por el que pasan las relaciones entre los socios de la coalición tampoco ha ayudado la decisión del presidente de renunciar a negociar los Presupuestos Generales del Estado para 2024. Ese movimiento ha hecho saltar por los aires la estrategia de Sumar, que pretendía apoyarse en los próximos meses en la negociación de esas cuentas para promover algunas de sus medidas estrella y, así, conseguir marcar perfil propio dentro del Gobierno. En los últimos días, Díaz y los suyos han intentado presionar al PSOE para que algunas de esas medidas se pongan en marcha incluso sin Presupuestos, pero fuentes del ala socialista del Ejecutivo muestran poco entusiasmo ante la idea. 

Pese a ello, Errejón insistió este miércoles en que Sumar quiere "un Gobierno que intervenga ya los precios de los alquileres, que extienda ya los permisos iguales de maternidad y de paternidad, comprometido con proteger el poder adquisitivo de las familias trabajadoras" y que no funcione "al ralentí". Y el portavoz de Sumar, además, endureció el tono y criticó que el "bipartidismo" de PSOE y PP se dedique, en lugar de a legislar, a sumergirse "en una batalla en el lodo" cruzándose acusaciones de corrupción. "Primero tienen que ir la gente, los problemas de la ciudadanía y eso implica hacer un esfuerzo de contención, no volver a la política del barro", espetó.

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