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Las personas con Down, como Laura y Santi, reivindican su derecho a trabajar: "Cumplimos con nuestras obligaciones"

Santi y Laura, síndrome de Down
Santi y Laura, trabajadores con síndrome de Down
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Santi y Laura, síndrome de Down

En España se contabilizan 23.000 personas con síndrome de Down en edad laboral, pero solo 1.150 están ocupadas en empresas ordinarias. Esto supone, como además corroboran los datos de un informe de European Down Syndrome Association (EDSA), el 95% de las personas con síndrome de Down no consigue trabajo en la empresa ordinaria. Esto incumple, según Down España, la Convención de los Derechos de las personas con discapacidad, en el que se asegura que las personas con discapacidad tienen derecho "al trabajo, en igualdad de condiciones […], incluido el derecho a ganarse la vida mediante un trabajo elegido en un mercado laboral y un entorno de trabajo abiertos, inclusivos y accesibles". 

Para concienciar a la sociedad sobre esta realidad, desde Down España, con motivo del día mundial del síndrome de Down, han lanzado una campaña en la que, en clave de humor, se pone el foco en la experiencia que tienen las personas con esta condición a la hora de ser rechazados en el mundo laboral, y las excusas que les ponen para no contratarlos.

La situación en empleo ordinario de las personas con síndrome de Down tiene unos números excepcionalmente bajos, no es razonable

Laura y Santi, dos de las personas que aparecen en el vídeo de la campaña, #extracapacitados, están entre ese ‘privilegiado’ 5% de personas con Down que sí tienen trabajo, por eso no dudaron en poner su granito de arena para concienciar y ayudar a los que no la tienen, "hemos jugado un poco con la copia ‘extra’ del cromosoma 21 que tienen las personas con síndrome de Down para llamar la atención de una realidad, que es la bajísima empleabilidad de estas personas, pero con un punto de sentido del humor para alejarnos del victimismo",  señala Agustín Matía, gerente de Down España.

"Nos hemos imaginado a las personas con síndrome de Down como extraconsultores expertos en rechazo laboral, porque la situación en empleo ordinario de las personas con síndrome de Down tiene unos números excepcionalmente bajos. Es una situación que no es razonable, por eso la hemos querido poner encima de la mesa". 

La excepción que confirma la regla

Laura Higaldo, que tiene 30 años y vive en Granada, agradece cada día tener trabajo, pues sabe lo difícil que es para muchas personas con síndrome de Down que les den una oportunidad laboral, "cuando me dijeron que en el Granada CF buscaban a alguien con mi perfil, no lo dudé ni un minuto", recuerda, "acepté el reto y allí me fui a trabajar". Y la elección fue la correcta, pues tras superar un periodo de prueba, le hicieron el contrato de un año y ahora, como cuenta emocionada, "tengo un contrato indefinido".

Santi Moreno, que trabaja de reponedor en un supermercado en Toledo desde los 20 años -ahora tiene 25-, también se considera un privilegiado, "conozco a muchas personas con síndrome de Down que no han trabajado nunca, les ponen muchos problemas, se lo ponen muy difícil", reconoce, "llevo 5 años, y después de hacer muchos cursos, estuve en prácticas y luego me hicieron contrato, ahora estoy indefinido. Es mi primer trabajo".

Como quiere destacar Agutín Matía, cada vez son más las personas con Down que, como Laura y Santi, quieren trabajar, porque ven  a sus hermanos, a las personas de su entorno… y ellas también quieren hacerlo. 

Sin embargo, lo más habitual, como señalan los datos antes mencionados, es que las personas con síndrome de Down no trabajen, y no es por falta de formación, capacidad, formación o ganas, sino por prejuicios y motivos de otra índole, "por suerte, cada vez son más las empresas que se abren a contratar personas con síndrome de Down, pero hay otras barreras que siguen dificultando que trabajen, como la mentalidad de muchas familias, que tienen que entender estas ganas de trabajar como una parte más del progreso de su vida, pues lo normal en la mayoría de las personas es trabajar, no estar un centro ocupacional, taller asistido o algo similar. A las familias, este concepto todavía les cuesta".

Las empresas deberían confiar en todos nosotros, porque esto favorecería también la convivencia y la inclusión

Otras son las barreras que aún permanecen en los que contratan, "las excusas que aparecen en el vídeo son reales, pues muchos empresarios siguen teniendo dudas y pensando que no van a ser trabajadores eficaces".

La realidad, no solo contradice estos prejuicios, sino que, como quiere destacar Matía, aportan otros valores añadidos "pueden hacer su trabajo con eficacia en las tareas y perfiles laborales que se acomoden a sus capacidades. Además, todos los estudios -y hay bastantes sobre la mesa- inciden en que incorporar a una persona con Down en una empresa genera una mejora en el clima laboral. Incorporarlas en la empresa tiene incluso una aportación positiva más allá del trabajo. Y esto hay que mencionarlo". 

Un derecho que no se cumple 

Que una persona con síndrome de Down no tenga trabajo cuando quiere tenerlo vulnera sus derechos, pues repercute de manera negativa también en su independencia, su autonomía y en su inclusión. Detrás de este rechazo hay mucho sufrimiento, y un portazo a tener una vida realmente independiente y autónoma, como bien saben Santi y Laura, "sin un trabajo, no podemos ser autónomos, necesitamos trabajar para tener dinero y ser independientes", asegura Santi que vive solo son su hermana "las empresas deberían confiar en todos nosotros, porque esto favorecería también la convivencia y la inclusión".

Sin un trabajo, no podemos ser autónomos, necesitamos trabajar para tener dinero y ser independientes

Detrás de un trabajo, para las personas con discapacidad, hay más que un sueldo, "es un reconocimiento de plenitud social, significa ser una persona más, que aporta, que contribuye…, y eso para ellas es muy importante, es un gran logro personal", añade el gerente de Down España.

Para revertir estas cifras, tenemos mucho que hacer como sociedad, empezando por las administraciones, "las personas que tienen trabajo es, sobre todo, gracias a que son las propias asociaciones las que, a través de los servicios técnicos de apoyo, facilitan que esto sea así". 

Por eso, desde Down España, piden más políticas en este sentido, "las políticas laborales siguen enfocadas al empleo protegido, al empleo asistencial, y es un error, porque no ha sido bueno para la inclusión laboral de las personas con discapacidad intelectual. Lo que pedimos al Ministerio de Trabajo es que busquen un sistema para que los servicios de empleo con apoyo estén reconocidos y que tengan soporte económico, porque mejoraría mucho la empleabilidad. No es un recurso caro, lo es mucho más el empleo protegido, y estamos seguros de que incluir los sistemas de empleo con apoyo en el mercado laboral haría que en muy pocos años duplicáramos, triplicáramos o cuadruplicáramos el número las personas con síndrome de Down que están trabajando", insiste Matía.

Laura, por su parte, reivindica la capacidad de trabajar de las personas con síndrome de Down que, a su modo de ver, es tanta como la de cualquier otra persona, "las personas con síndrome de Down somos personas trabajadoras y cumplimos con nuestras obligaciones. Cuando nos lo proponemos, lo conseguimos", dice tajante.  

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