Así sería el 'Túnel de Gibraltar', la ruta ferroviaria subterránea que uniría España y Marruecos con 40 km de longitud

El proyecto lleva casi tres décadas atascado por los desafíos económicos, técnicos y políticos que conlleva su construcción.
El proyecto lleva casi tres décadas atascado por los desafíos económicos, técnicos y políticos que conlleva su construcción.
El proyecto lleva casi tres décadas atascado por los desafíos económicos, técnicos y políticos que conlleva su construcción.
El proyecto lleva casi tres décadas atascado por los desafíos económicos, técnicos y políticos que conlleva su construcción.
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Hace más de 30 años que nació, como concepto, el 'Túnel de Gibraltar', una infraestructura que, además de conectar España y Marruecos a través de 14 kilómetros bajo el mar, supondría todo un enclave estratégico para ambos países, y también para Europa y África, como cruce de las vías entre el Atlántico y el Mediterráneo. Aunque la idea de conectar las dos orillas no es nueva: según referencias recogidas por historiadores árabes, se remonta a la Edad Media. Ahora, el proyecto parece dar un paso al frente tras las declaraciones del ministro de Fomento, Óscar Puente.

Según él, la aportación ferroviaria de España a la red de Marruecos puede ser mucho más de la esperada: "España aspirar a jugar un papel importante. Somos un país protagonista en materia ferroviaria, nuestra velocidad es muy importante porque somos el primer país del mundo en conectividad por alta velocidad por población y el segundo en kilómetros después de China", ha declarado.

¿Cómo sería el túnel?

Aunque el punto más estrecho entre España y Marruecos, de solo 14,4 km va desde Punta de Oliveiros, en Tarifa, hasta el Islote Punta Cires, en Marruecos -o playa Dalia en tierra firme-, las dificultades técnicas que implica su construcción, por la profundidad que alcanza el estrecho, hacen inviable esta ruta. Como alternativa, el túnel podría alargarse entre la playa de Punta Paloma, en España, con la localidad de Malataba, del lado marroquí. Sin embargo, la trayectoria sigue siendo todo un desafío y la parte más conflictiva del proyecto. 

En cuanto al trazado, este túnel tendría unos 42 kilómetros, de los que 27,7 discurrirían bajo el agua y otros 11 kilómetros bajo tierra exclusivamente. La profundidad máxima sería de 300 metros y la pendiente máxima del 3%.

Así sería el Túnel de Gibraltar.
Así sería el Túnel de Gibraltar.
Henar de Pedro (20 minutos)

Dos fases para su ejecución

El proyecto, que prevé  un servicio de transporte, no solo de mercancías, sino también de pasajeros, contempla su construcción en dos fases: en la primera de ellas, con un solo túnel ferroviario monotubo, por el que circularían los trenes (tipo AVE y cercanías) en ambas direcciones de forma alternativa en tandas de 12 convoyes, y una segunda, con dos túneles ferroviarios de dirección única, que entraría en servicio en función de la demanda.

Estudios de viabilidad históricos

El primer proyecto del que se tiene noticia para una infraestructura que atravesase el estrecho de Gibraltar data de 1869. Fue el Consejo de Obras Públicas, que dependía del Ministerio de Fomento, quien realizó este primer esbozo. 

En 1972, animado por la ejecución del túnel japonés de Seikan, el Ministerio español de Obras Públicas creo la comisión para el estudio de la viabilidad de comunicación con África. Años después, ambos países se comprometían a llevar a cabo estos estudios en la Declaración Conjunta Hispano-Marroquí. De ahí salió la creación de la marroquí SNED y la española Secegsa para la investigación de las condiciones que ofrece el área del estrecho, que llega hasta nuestros días.

En 2022, tras más de 15 años en reposo, Bruselas dio un empujoncito al proyecto del Túnel de Gibraltar con los 2,3 millones de euros del Plan de Recuperación y Resiliencia español que SESGA recibió para poner en marcha el proyecto.

Un año más tarde, el Ejecutivo incluyó en sus presupuestos generales del Estado una partida de 750.000 euros para la investigación sobre la viabilidad del túnel, de la que todavía se esperan resultados.

Aunque estos estudios no han sido los primeros. Durante la primera mitad de la década, se ejecutaron tres obras experimentales: el Pozo de Bolonia y la Galería de Tarifa, en España, y el complejo de pozos y galerías de Malabata, en Marruecos.

Años más tarde, las campañas oceanográficas, que incluyen sondeos profundos con las técnicas más sofisticadas, siguen contribuyendo a este estudio histórico de la viabilidad del proyecto España-Marruecos.

Sin embargo, a pesar de los progresos en la recopilación de datos y la cantidad de estudios y experimentos preliminares, materializar este plan enfrenta, no solo, obstáculos técnicos, sino desafíos políticos y económicos significativos. ¿Será ahora cuando eche a andar definitivamente?

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