Sergio C. Fanjul reflexiona sobre la dificultad de ser padre hoy y la sobrecarga de la mujer durante la crianza en 'El padre del fuego'

El periodista y escritor Sergio C. Fanjul.
El periodista y escritor Sergio C. Fanjul.
Liliana Peligro
El periodista y escritor Sergio C. Fanjul.

Libros en torno a la maternidad, ya sean ensayos, novelas o poemarios, abundan y, en los últimos años, esa literatura ha recibido el reconocimiento del público y de la academia. 

Ahí está el maravilloso ensayo de la gallega María do Cebreiro (Maternidades virtuosas. Unha crítica aos modelos profesionais de crianza), premiado con el Ramón Piñeiro, las traducciones a varios idiomas del interesante Linea nigra de la mexicana Jazmina Barrera o el premio Tusquets a la desgarradora denuncia que esconde Leña menuda, de Marta Barrio, sobre lo difícil que es abortar cuando el embarazo está muy avanzado a pesar de saber que el bebé morirá, antes o justo después de nacer.

Ellos también reflexionan sobre la paternidad. "Pero menos. Hay algunos libros recientes. Andrés Neuman publicó Umbilical hace un par de años y ahora lanza El pequeño hablante. También está Literatura infantil de Alejandro Zambra. De la paternidad se había hablado mucho, pero desde la perspectiva del hijo", cuenta a 20minutos Sergio C. Fanjul en el bar Juan Raro, en Lavapiés. Parece que la cita de los 60 de la psicoanalista Helene Deutsch, "las madres no escriben sino que están escritas", sigue vigente en el caso de los padres. 

El periodista publica 'El padre del fuego'.
El periodista publica 'El padre del fuego'.
Liliana Peligro

El periodista, escritor y poeta acaba de publicar El padre del fuego (Aguilar), una novela de ideas sobre su experiencia como padre. Mezcla de narrativa y ensayo, con un tono lírico que enamora, nos enfrenta a una pertinaz y necesaria reflexión sobre las dificultades de ser padres en España hoy: los problemas económicos, la incertidumbre, el miedo, el modelo de productividad impuesto en la crianza, el individualismo y la insolidaridad ciudadana, el difícil reparto de tareas entre los progenitores, la crisis de pareja… Porque, como muchos aseguran, la mayor dificultad de criar a un hijo es no divorciarse

"El foco cambia a la hija y surgen conflictos, por eso muchísimas parejas se rompen después de tener hijos. Está muy bien que la gente se separe si quiere, pero es muy triste que suceda después de tener un hijo", afirma. El padre evasivo y alcohólico de Fanjul lo puso en guardia. "Siendo hijo de padres separados y con uno tan tremendo, tiendo a ver las cosas desde el punto de vista de los niños. Lo que viví me animó a estar pendiente, a estar más al loro". 

Y reconoce: "A los padres nos cuesta darnos cuenta de las necesidades de la madre. Cuando el hijo nace, la madre está en otro nivel de conciencia y el padre todavía no se está enterando muy bien de lo que se le viene encima y lo que tiene que hacer. Algunos pasan olímpicamente porque no quieren saber nada; otros, no se enteran, y otros lo intentan y no lo consiguen del todo. Yo soy de estos últimos: intento comprometerme pero muchas veces no me sale. No sé si existen los padres perfectos, pero creo que es importante comprometerse. Es necesario comunicación y buena disposición".

A pesar de las dificultades, la esperanza brilla en cada página. El primer milagro de la vida, nos dice Fanjul, es querer tener hijos, una circunstancia que relaciona con la supervivencia. En su escritura sobresale esa intención de ser justo y equitativo, de cuestionarse y deconstruirse, de criar entre dos. Sobresale la conciencia de que, por naturaleza, las mujeres cargan más y que, por lo tanto, los hombres deben compensarlo.

Portada de 'El padre del fuego'.
Portada de 'El padre del fuego'.
Aguilar

La poesía capitalina que fascinó a Fanjul cuando emigró de su Oviedo natal ahora lo desencanta. La ciudad de los obstáculos, impracticable con un carrito de bebé, con los narcopisos, los cubos de basura rebosantes, el olor a pis y las escenas de yonkis esnifando pasta base en las calles de Lavapiés, donde vive. 

"En el libro habló del concepto de "la ciudad de los cuidados", de la arquitecta Izaskun Chinchilla, a la que había entrevistado. La urbe no está pensada para la reproducción, sino para la producción. No da facilidades para cuidar a niños, enfermos o ancianos".

A Candela, la hija de Fanjul y Liliana, su compañera no solo de vida y de crianza, sino también en el proyecto artístico Los Peligro, la vemos aprender a gatear, hablar, a separarse de sus padres cuando toca guardería, a alucinar con el microondas mágico, un aparato que sus padres dejaron en la cocina a pesar de no funcionar para mirar la hora, y desde donde Candela ve emerger bolígrafos, naranjas u otros objetos cotidianos que sus padres van metiendo dentro sin que ella lo vea.

"Hay medidas de conciliación laboral. Se pide que se alargue el colegio por la tarde, que se arranque antes, que haya más campamentos, que haya más extraescolares… Se entiende por conciliación dejar a los niños más tiempo en instituciones, cuando debería ser trabajar menos para compartir con ellos", asegura el  periodista. 

"Cada mujer embarazada", escribe Fanjul, es "un fuego de esperanza, una tejedora del tapiz de la especie" que se tiende "del pasado al futuro, aunque el fututo" parezca "un muro". ¿Qué pinta un hombre en un parto?, se plantea el escritor. "Escribir sobre el parto me parecía audaz: no soy el que pare". Aun así, incluir esa escena le parecía fundamental. 

"El cine ofrece una imagen muy poco comprometida con el parto. El padre en la sala de espera, fumando en un rincón, o el estereotipo desastroso: el que llega borracho o el que no llega porque está de fiesta". Así que, aunque durante el mismo y durante la crianza a Fanjul le asalte el síndrome del jarrón chino —el hombre que está de más, que sobra porque la naturaleza no lo ha hecho tan ineludible—, el escritor se esfuerza por estar al nivel.

Sergio C. Fanjul reflexiona en su libro sobre la paternidad.
En su libro, Sergio C. Fanjul reflexiona sobre la paternidad.
Liliana Peligro

Para no sentirse un usurpador, Fanjul opera aquí también como periodista. "Liliana es prácticamente coautora. Quería saber lo que ella sentía en cada momento, contar su punto de vista. De ahí que la cite todo el rato. Corregí el libro con ella".

No solo de nacimientos habla este libro. El título y el prólogo nos hacen partícipes del ciclo de la vida. Al poco tiempo de nacer Candela, a la madre de Sergio C. Fanjul le diagnosticaron un cáncer de páncreas. Compartieron mundo durante diez meses. 

"La muerte es uno de los grandes temas, se ha escrito mucho sobre la añoranza y el duelo, pero no tanto sobre acompañar al que se va. La literatura desde el punto de vista del que se muere es casi inexistente. Hay mucha luz para el nacimiento y muy poca para la muerte. Tiene su lógica: el nacimiento es gozoso; la muerte, triste. No nos suele apetecer morir. Es necesario que haya más escritura sobre esos procesos".

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