Eva Orúe, directora de la Feria del Libro de Madrid, y su mujer, Sara Gutiérrez, narran su viaje en tren en la Rusia de los años 90

Las autoras, durante la presentación de 'En el transiberiano' en la librería La Mistral de Madrid.
Sara Gutiérrez y Orúe, durante la presentación de 'En el Transiberiano' en la librería La Mistral de Madrid.
Reino de Cordelia
Las autoras, durante la presentación de 'En el transiberiano' en la librería La Mistral de Madrid.

Eva Orúe, directora de la Feria del Libro de Madrid, periodista, corresponsal y escritora, conoció a su mujer, Sara Gutiérrez, cuando ambas vivían en Rusia. La primera informaba desde allí para Onda Cero sobre los iniciales pasos de este nuevo país que sobrevivía a la URSS. Sara se formaba como oftalmóloga en el Instituto de Microcirugía Ocular de Moscú tras haber estudiado la primera parte de la especialidad en una ciudad tristemente famosa en la actualidad, JarKov (Ucrania).

Un altercado policial las unió en la calle. Sara, que hablaba ruso, salió en auxilio de Eva, a la que nunca antes había visto, en Moscú, y estaba siendo acusada de contrabando. Del susto al amor. Y cuando a los seis meses la médica concluyó sus estudios, se planteó de qué manera podía averiguar si su historia personal con la periodista merecía continuar. Así, que le propuso a Eva un viaje en el tren que articula todo un imperio, desde Moscú a Vladivostok, y que ahora ambas reviven en formato libro bajo el título En el Transiberiano (Reino de Cordelia).

Treinta años después de su encuentro, las dos autoras trazan una divertida y nostálgica semblanza de su trayectoria personal, pero sobre todo, abundan en la historia de un tren que, más que un transporte de rimbombante eco, es una ruta ferroviaria que 'abrocha', cohesiona y crea un país descomunal. Son dos vías para llegar a un mismo destino.

Sara, en una manifestación en las calles de Moscú.
Eva informa de una manifestación en las calles de Moscú.
CEDIDA

La pareja se ha dividido el trabajo literario: Sara se ha ocupado de la parte personal y Eva de la histórica. Cada una escribió por separado y al terminar sus respectivos testimonios, los confrontaron. El resultado ha sido este volumen ilustrado con mapas antiguos, gráficos que reproducen la construcción de las vías y fotografías de las protagonistas a pie de andén y con mochila a la espalda.

El libro, muy ameno e instructivo, es un catálogo amplísimo de anécdotas personales, con humor y memoria en positivo: el vagón restaurante que no era tal, sus menús a base de lo que compraban a otros usuarios en los andenes, el cambio de huso horario que las obligaba a llevar dos relojes, descubrir que, como Eva, el zar Nicolás II nunca había estado en Siberia...

Pero, asimismo, hay mucha crudeza histórica, que se desprende de lo terrible que resultó su construcción para los miles de trabajadores que sucumbieron por la dureza del clima y por las condiciones laborales, verdaderamente inhumanas. O los accidentes geográficos insuperables, como el Baikal, un reto para la supervivencia.

La portada del libro se ha hecho con una foto de las autoras transformada en ilustración.
La portada del libro 'En el Transiberiano' se ha hecho con una foto de las autoras transformada en ilustración.
CEDIDA

Las dos autoras han tirado de cabeza, recuerdos y de enorme documentación, que no ha salido solo de grandes periódicos, sino también de medios pequeños y locales españoles, como el Diario Palentino. La construcción de El Transiberiano (que es una ruta con muchos transiberianos llamados igual) caló de una manera sensacional en la época, por lo colosal de su construcción y su significado social.

Orúe y Gutiérrez quisieron repetir este viaje para enfrentarlo al que realizaron hace tres décadas, pero las circunstancias políticas y la guerra que asola Ucrania bajo las bombas de Rusia lo han impedido.

Sara compra alimentos en un pueblo de la ruta transiberiana.
Sara compra alimentos en un pueblo de la ruta transiberiana.
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(En el Transiberiano: ed. Reino de Cordelia. 416 páginas. 32,95 euros).

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