Ocho niños y una mujer adulta han muerto en la isla de Pemba, que forma parte del archipiélago de Zanzíbar, en el noroeste de Tanzania, mientras que cerca de un centenar han sido hospitalizadas tras comer carne de tortuga marina.
El consumo de carne de tortuga marina es considerado un manjar en Zanzíbar, a pesar de los riesgos para la salud humana que ello conlleva. De acuerdo con las autoridades locales, el incidente se produjo a comienzos de la semana pasada y el número de afectados va en aumento. Todos los fallecidos son menores de diez años, a excepción de un adulto, la madre de uno de los niños muertos, recoge el diario de noticias tanzano 'Mwananchi'.
De forma periódica se producen casos de quelonitoxismo, una forma de intoxicación alimentaria causada por el consumo de carne de tortuga marina contaminada con quelonitoxinas, que no afectan al animal, pero sí a las personas. Entre los problemas que ello puede acarrear se encuentran síntomas gastrointestinales, seguidos de toxicidad neurológica, hepática y renal, hasta el punto de que puede provocar la muerte.
"Los pacientes que vienen son los que mandamos a casa, dicen que tienen dolor de garganta, reciben tratamiento y regresan a sus casas", ha declarado el jefe del distrito regional ChakeChake, Abdalá Rashid Ali. Las autoridades estatales han puesto en marcha una investigación para aclarar lo ocurrido.
El doctor Haji Bakari, funcionario médico del distrito de Mkoani, ha informado de que la carne de tortuga que causó estas muertes se consumió el pasado martes. Las pruebas de laboratorio confirmaron que todas las víctimas habían comido carne de tortuga marina, ha añadido Bakari en declaraciones a Associated Press.
La mujer, madre también de uno de los niños que murieron tras consumir este animal, falleció el viernes por la noche, ha señalado Bakari.
Tras lo ocurrido, las autoridades de Zanzíbar, una región semiautónoma de Tanzania, enviaron a un equipo de gestión de desastres liderado por Hamza Hassan Juma, que ha instado a la población a evitar el consumo de tortugas.
Este no ha sido el único caso aislado en ese país de muertes por comer carne de tortuga. Ya en noviembre de 2021, otras siete personas murieron en Pemba, incluido un niño de tres años, y tres más fueron hospitalizados.
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