En el Almacén de la Villa es posible encontrar una carroza del siglo XVIII junto a puntos de carga para coches eléctricos que esperan para ser instalados en la ciudad. Una de las funciones de este depósito municipal de 8.000 metros cuadrados es guardar de forma temporal objetos de titularidad municipal que están en desuso, pero tienen cierto valor artístico o patrimonial. Aparte de ser un cementerio de antiguas reliquias, el enorme trastero también sirve para depositar todos los bienes, muebles y enseres que contravienen las ordenanzas municipales y obstruyen la vía pública, como mesas y sillas de terrazas o los bolsos y camisetas de fútbol incautados de la venta ambulante o el top manta.
"El Almacén de la Villa lleva en marcha desde principios del siglo XX", explica el responsable del almacén, Juan Carlos Alcañiz, quien pone en valor la importancia histórica de un servicio de este tipo en una ciudad como Madrid. En la actualidad este depósito se encuentra en el polígono industrial de Vicálvaro, pero hasta hace tres años estaba ubicado en la localidad madrileña de Coslada.
Cuando se abren las enormes puertas de la nave, los ojos se van directamente a un conjunto de mesas, sillas y sombrillas de terrazas apiladas en el centro. Junto a este mobiliario hay una gran cantidad de paneles publicitarios de distintos comercios. La pregunta es obvia, ¿qué hacen todos estos objetos aquí? "Se encontraban en la vía pública, obstruyendo el paso de peatones o incumpliendo las normas y han sido requisados por la Policía Muncipal", explica la jefa de servicio de Servicios Generales, Carmen Fernández.
Según el reglamento de los almacenes de la Villa, los bienes particulares solo pueden estar en este espacio durante dos meses. "Si los propietarios no vienen a por ellos, pasan a ser parte del Ayuntamiento y se destinan a diversas funciones. En muchas ocasiones se donan a alguna ONG", matiza la jefa de servicio.
Al fondo de la nave, y dejando atrás todo este mobiliario en busca de dueño, se observa una majestuosa carroza dorada de la primera mitad del siglo XVIII, conocida como "La Custodia". Se trata de una de las piezas de orfebrería más importantes del Museo de la Catedral de la Almudena y de cerca se puede apreciar su ornamentación tallada en madera y cubierta de pan de oro.
A su lado, se encuentra aparcada una carroza tipo berlina del siglo XIX. De color negro y con detalles rojos, tiene un escudo antiguo de la ciudad de Madrid en la puerta. Este vehículo de grandes dimensiones se encontraba en el antiguo Museo de la Ciudad de Madrid, pero la falta de espacio y su necesaria reparación ha hecho que acabe en este almacén a la espera de una nueva vida.
"Aquí nos traen los objetos que las distintas áreas no pueden guardar en sus dependencias. Por ejemplo, si en el Museo de Historia de Madrid ya no tienen espacio en sus almacenes, nos traen a nosotros esos objetos y los custodiamos hasta que se decida hacer algo con ellos", explica el responsable del almacén.
Sin dejar de lado los elementos retirados de museos madrileños, los operarios del almacén destapan una enorme maqueta de la plaza de Pontejos. Esta recreación a gran escala y con todo tipo de detalles fue obra del artista Homero Menéndez, quien creo una réplica detallada de puntos emblemáticos de Madrid. Antes de acabar sin dueño en esta nave, la maqueta formó parte del Museo de la Ciudad y tras su cierre solo se conservaron alguno de los monumentos replicados. Un ejemplo es la plaza de toros de Las Ventas, que ahora forma parte de la colección de la Escuela Taurina de Madrid; o la Catedral de la Almudena, que se encuentra en los fondos del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid.
Una estatua de los Jardines de Cecilio Rodríguez
Dentro de unas salas de la nave yace en el suelo una estatua dedicada a la diosa Venus. Envuelta en plástico de burbujas, asoma tímidamente el rostro y el torso. Esta figura se encontraba en los Jardines de Cecilio Rodríguez, en el Parque del Retiro, pero el remplazo por otros elementos ha hecho que esté guardada aquí para una mejor conservación. Junto a la estatua se encuentra un chibalete de la antigua imprenta municipal. Este mueble tiene unos cajones especiales que sirven para guardar los tipos metálicos, formados por caracteres o símbolos, con los que se imprimían los textos.
En el Almacén de la Villa también hay espacio para las donaciones de particulares al Ayuntamiento de Madrid, como la que hizo Lucía Blood, una mujer que sufrió malos tratos por parte de su marido. Ella donó sus objetos de valor a las mujeres maltratadas, lo que derivó en un contencioso porque no se sabía a quién le correspondía quedarse esta herencia, si al Ayuntamiento o a la Comunidad de Madrid. Finalmente, el juez decidió que debían pertenecer al Ayuntamiento. Entre sus donaciones estaban cuadros, una vajilla de porcelana china, una máquina de escribir o un reloj de pared.
Productos requisados de la venta ambulante
Después de ver el mobiliario de terrazas y varios objetos históricos, la puerta de una sala se abre y un carro de la compra lleno de bolsos falsificados permite adivinar que se trata del lugar donde guardan los productos requisados por la Policía Municipal a los vendedores ambulantes y del top manta. Junto a este carro, se encuentra otro rebosante de camisetas de fútbol, sobre todo del Real Madrid y del Barça. En las estanterías, cientos de cajas guardan otros productos como zapatillas, ropa interior o complementos falsificados.
El destino de todo este material es el vertedero de Valdemingómez, donde serán destruidos al tratarse de prendas de imitación y sin licencia. A lo largo de 2023, los agentes municipales aprehendieron 35.000 productos en actuaciones de protección a los consumidores, ya que se trata de delitos contra la propiedad intelectual e industrial.
Comentarios