La picazón, posiblemente una de las sensaciones más incómodas que existen, puede llevarte a buscar alivio de diversas formas porque resulta casi imposible ignorarla. Por eso no podemos evitar rascarnos cuando sentimos comezón, pero esta acción puede resultar molesta también para quien observa.
Para entender esta actitud, hay que explicar que el rechazo hacia las personas que se rascan puede estar arraigado en mecanismos de supervivencia evolutiva y percepciones sociales.
Desde una perspectiva evolutiva, el acto de rascarse puede asociarse con la presencia de parásitos o enfermedades contagiosas, desencadenando una respuesta de rechazo del otro, de manera inconsciente, para evitar la transmisión de patógenos.
Esta aversión se basa en una teoría que sugiere que ciertos estímulos desencadenan una respuesta emocional negativa para proteger al individuo de posibles amenazas para la salud.
¿Por qué nos pica o nos da comezón?
Se cree que los mamíferos desarrollaron inicialmente esta sensación como un reflejo para ayudarles a expulsar patógenos invasores y evitar sustancias químicas nocivas en su entorno. Sin embargo, está claro que la picazón también tiene un aspecto psicológico que aún no comprendemos del todo.
Un ejemplo es el fenómeno del rascado contagioso, que es cuando las personas sienten picazón al ver a alguien más rascándose.
Como lo reseña la BBC, en un experimento realizado por Gil Yosipovitch, profesor de dermatología y médico de la Facultad de Medicina de la Universidad de Miami, se pidió a personas sin ninguna condición y a otras con dermatitis atópica (EA, un trastorno que causa picazón crónica), que vieran videoclips cortos de personas rascándose o sentadas sin hacer nada.
"A los participantes se les inyectó histamina, una sustancia química que causa picazón, o una solución salina inofensiva. Si bien ambos grupos informaron un aumento de la picazón, el fenómeno fue más pronunciado en los pacientes con EA, y el 82% informó un aumento en la sensación de picazón después de ver videos de personas rascándose", explica la BBC.
El rascado contagioso también lo experimenta animales
Para el año 2013, estudios de Gil Yosipovitch también demostraron que este fenómeno no se limita a los humanos.
En una investigación con monos macacos rhesus adultos, a los que les mostraron videos de otros monos rascándose, Gil Yosipovitch demostró que estos animales también experimentan rascado contagioso al ver a otros monos rascándose, lo cual sugería que este comportamiento podría estar presente en otros mamíferos.
En este sentido, existe evidencia que sugiere que tanto nosotros como otros mamíferos estamos programados para evitar a las personas que sufren de picazón, posiblemente porque el rascado puede interpretarse como una señal de infección.
El rechazo al rascado
En un experimento con ratones conducido por Brian Kim, neuroinmunólogo de la Escuela de Medicina Icahn del hospital Mount Sinai de Nueva York, se observó que los ratones tienden a alejarse de otros ratones que se están rascando.
No obstante, los ratones intentan ayudar y acicalar a los que muestran signos de dolor. Esto sugiere que, instintivamente, los animales evitan a aquellos que podrían representar un riesgo de infección.
Brian Kim también contó a la BBC de un experimento que hicieron en el Centro para el Estudio de la Comezón: "Pones ratones que tienen picazón y se están rascando junto a otros a los que no les pica nada, y estos últimos empiezan a rascarse".
Para asegurarse de que no se trataba de algo en el ambiente que les estaba causando escozor a los que no lo tenían, tomaron a los ratones sin piquiña y les mostraron filmaciones de los que se estaban rascando: "¡Y se empezaban a rascar!".
En resumen, la picazón es una sensación compleja que involucra tanto aspectos físicos como psicológicos. Desde una perspectiva evolutiva, desarrollamos la capacidad de sentir picazón como un mecanismo de defensa contra parásitos y enfermedades.
No obstante, desde esta misma perspectiva, también podemos desarrollar rechazo hacia quienes muestran signos de picazón, como mecanismo evolutivo de supervivencia.
¡Aún queda mucho por entender sobre esta sensación y sus implicaciones en la salud y el comportamiento humano!
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