Descubren por qué el picor puede ser contagioso

Una mujer rascándose
Una mujer rascándose
@[Tharakorn arunothai] via canva.com
Una mujer rascándose

Hay una serie de fenómenos del cuerpo, como los bostezos, que por razones que no conocemos del todo tienden a 'contagiarse': cuando los vemos en alguien, tenemos el impulso de reproducirlos nosotros mismos.

Ahora, un estudio de la Universidad Washington ha identificado el mecanismo por el que esto sucede en el caso de otro impulso de nuestro organismo: el de rascarnos.

La ciencia del picor

Este mismo equipo de investigadores ya había identificado que, en los ratones, el núcleo supraquiasmático, una estructura cerebral, se activaba al ver a otros roedores rascándose. Al mismo tiempo, se liberaba un mensajero químico, llamado péptido liberador de gastrina, asociado con la conducta de rascarse.

Tal y como explican en el medio académico Cell Reports, en el trabajo actual han identificado el núcleo supraquiasmático como un punto intermedio entre las células sensibles a la luz de la retina (y, por tanto, las encargadas de captar la imagen del otro roedor rascándose) y una estructura en el cetro del cerebro llamada núcleo paraventricular del tálamo.

Al inhibir las conexiones entre estos puntos (lo cual lograron a través de la modificación genética y de la inyección de compuestos químicos en los ojos de los ratones, tras haber identificado dónde estaban localizadas inoculando a los ratones un virus que afectaba a las células del núcleo supraquiasmático y sus conexiones más directas) observaron que los ratones dejaban de rascarse al ser expuestos a imágenes de otros roedores rascándose.

Un mecanismo evolutivo

Lo curioso del resultado es que encontraron que el estímulo de los ratones rascándose, que desencadena a su vez la conducta de rascarse, no se procesa a través de las rutas usuales para los estímulos visuales, que involucra el córtex visual, sino más bien a través de la propia de los reflejos y otras respuestas automatizadas.

Los autores creen que esto podría ser un mecanismo evolutivo, ya que como otros comportamientos imitativos automáticos aumenta la capacidad de supervivencia de los animales ante ciertas amenazas al observar la conducta de los semejantes.

Más específicamente, la imitación del rascado podría proteger y alertar de la presencia de un parásito que estuviera circulando entre los miembros del grupo social.

La clave de la empatía

Aún así, está por ver que este mecanismo sea el mismo en los seres humanos. Aunque los roedores y los primates están emparentados, y existe una serie de similitudes que hacen de los ratones un buen modelo animal experimental, la circuitería del cerebro humano, admiten, es mucho más compleja.

Sin embargo, la investigación posterior de estos mecanismos podría arrojar mucha luz sobre otros tipos de "contagios conductuales", como los que se dan en las personas al observar las respuestas emocionales de otros.

Es decir, que encontrar las razones por las que se nos contagian conductas como el rascado o los bostezos podría darnos la clave para comprender rasgos como la empatía, tan fundamentales para la sociedad humana.

Referencias

Gao F, Ma J, Yu YQ, Gao XF, Bai Y, Sun Y, Liu J, Liu X, Barry DM, Wilhelm S, Piccinni-Ash T, Wang N, Liu D, Ross RA, Hao Y, Huang X, Jia JJ, Yang Q, Zheng H, van Nispen J, Chen J, Li H, Zhang J, Li YQ, Chen ZF. A non-canonical retina-ipRGCs-SCN-PVT visual pathway for mediating contagious itch behavior. Cell Rep. 2022 Oct 4;41(1):111444. doi: 10.1016/j.celrep.2022.111444. PMID: 36198265.

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