El líder de la resistencia en Jersón al que Rusia puso en busca y captura: "No fue difícil saber quiénes informaban y acabar con ellos"

Kostantin Ryzhenko, uno de los líderes de la resistencia ucraniana en Jersón, en una imagen reciente
Kostantin Ryzhenko, uno de los líderes de la resistencia ucraniana en Jersón.
CARLOS PALOMINO
Kostantin Ryzhenko, uno de los líderes de la resistencia ucraniana en Jersón, en una imagen reciente

Cuando en noviembre de 2022 las tropas rusas salieron de Jersón, fueron muchas las preguntas sobre aquella retirada. ¿Había surtido efecto la presión ucraniana empujando a las tropas del Kremlin hacia el río Dnieper? ¿Creía Rusia que mantener aquella ciudad solo traía problemas logísticos al no tener conexión terrestre? ¿Era una forma de replantear su ofensiva para centrarse en otros frentes? Todos estos factores pudieron influir. Como también lo hizo la intensa labor ciudadana dentro de la propia ciudad, que desde el primer día de ocupación se organizó clandestinamente para desgastar y combatir a las tropas del Kremlin.

El día que comenzó la invasión, Kostantin Ryzhenko, un joven periodista de Jersón, se presentó voluntario en el centro de reclutamiento. Quería ayudar en todo lo que estuviera en su mano y dedicaba varias horas al día a cualquier tarea que le mandaban en esa oficina. Así pasaron los primeros días hasta que una mañana se encontró las puertas cerradas. En el interior los empleados quemaban los documentos. Tras haber aislado la ciudad, los soldados rusos iniciaron su entrada en la localidad a través del puente Antonivka. La caída de la ciudad parecía inminente.

Ryzhenko cuenta a 20minutos cómo en ese momento supo que, con el Ejército ucraniano saliendo de la ciudad, lo que les quedaba era la lucha clandestina. Se negó a abandonar la ciudad y empezó a organizar lo que después se convertiría en la resistencia popular. "Las primeras semanas mi prioridad fue instalar un canal de comunicación con el servicio de inteligencia ucraniano. Nos ocupábamos de investigar y pasar información. Encontramos lugares secretos para conservar armas para la actividad futura. Y nos dedicamos a unir y fundar pequeños destacamentos para la resistencia", reconoce.

En pocos meses todo aquel engranaje ya funcionaba a la perfección. Conocían los movimientos rusos en cualquier punto de la ciudad y los comunicaban a las tropas ucranianas, que atacaban con su artillería. Otra parte importante del trabajo, según explica, fue encontrar a las personas que informaban a los rusos. "La ciudad es pequeña. La gente se conoce y teníamos una red enorme de informadores. Si una columna rusa pasaba por un extremo de la ciudad, en el contrario nos enterábamos enseguida. No fue difícil saber quiénes eran los informantes rusos y así acabar con ellos", explica.  Así, comparte que acabaron con la vida de varios vecinos de los que asegura que sabía "con certeza" que "trabajaban para el enemigo".

Su cara se hizo cada vez más conocida en Jersón. Los periódicos locales y la televisión enseñaban su foto. "Mi labor de divulgación me hizo popular y tuve que moverme por la ciudad disfrazado. Cambié de aspecto y me empecé a desplazar por caminos secundarios y por tapias subterráneas", recuerda. "Llegaron a poner precio a mi cabeza: 200.000 rublos. Por un lado fue un error enseñar mi cara desde el principio, pero por otro contribuyó a que se uniera la gente", cuenta. El peligro que corría era demasiado grande. Antes de que las tropas rusas abandonaran la ciudad, él ya se había ido de Jersón. Expidieron documentos y prepararon el plan de huida.

Los motivos de una retirada

El entonces general de las Fuerzas Armadas de Rusia, Serguéi Surovikin, aseguró que el motivo de la retirada rusa de Jersón fue que la ciudad y los asentamientos cercanos no podían ser abastecidos adecuadamente. Además, los civiles estaban en peligro por los bombardeos ucranianos. Fue entonces cuando el Ejército ruso retrasó su línea defensiva al otro lado del río construyendo la conocida como 'línea Surovikin', que abarcaba cientos de kilómetros e incluía extensos campos de minas, trincheras, dientes de dragón, zanjas antitanque, etc.

"No creo que fuera una huida voluntaria", contradice Ryzhenko, que reconoce no saber si el Ejército ucraniano fue el principal factor para la liberación de la ciudad, pero afirma que la lucha popular "influyó mucho". "Eso es seguro”, remarca. "No se puede dividir el factor de la resistencia y el de las armas occidentales. Nosotros proporcionábamos la información para que la artillería diera el golpe en ese sitio. Era un trabajo conjunto", añade.

Hoy, Ryzhenko hace su vida en otras zonas de Ucrania, ya que la situación en Jersón hace prácticamente impracticable la vida. Rusia bombardea a diario con artillería, misiles y drones, por lo que volver no parece una opción. Al se preguntado sobre el futuro, se encoge de hombros. "No puedo decir lo que va a pasar, solo puedo decir lo que quiero: una victoria ucraniana".

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