Juan Carlos Blanco Periodista y consultor de comunicación
OPINIÓN

¿Somos más?

Santos Cerdán, secretario de organización del PSOE; Carles Puigdemont, presidente de Junts, y el secretario general de Junts, Jordi Turull
Santos Cerdán, secretario de organización del PSOE; Carles Puigdemont, presidente de Junts, y el secretario general de Junts, Jordi Turull
JUNTS
Santos Cerdán, secretario de organización del PSOE; Carles Puigdemont, presidente de Junts, y el secretario general de Junts, Jordi Turull

Pedro Sánchez celebró la noche del 23 de julio que habían ganado las elecciones con dos palabras que hoy, siete meses después, le persiguen: "Somos más". Hoy, entrando ya en marzo, seguimos preguntándonos con quiénes suman más. ¿Con Puigdemont y sus allegados, transformados por siete votos en mártires de la revolución de las sonrisas? ¿Con los de Esquerra de Oriol Junqueras que no han renunciado a la independencia? ¿Con los de Bildu y sus condenados por terrorismo, que pueden aparecer de nuevo en una lista electoral? ¿O con los pedigüeños crónicos del PNV, que hoy suben el precio que le cobran al Gobierno para llegar más fuertes aún a las elecciones de abril en el País Vasco?

PSOE y Sumar constatan lo que ya se intuía el pasado verano: los números para gobernar solo daban para la investidura. Y quien quiera algo más, que le haga un bizum cada vez más grande a los independentistas, más insaciables que un adolescente.

La factura sufre tanta inflación como la Argentina de Milei. Y los problemas se multiplican. A la amnistía total que blindaría al fugado de Waterloo se le ha cruzado por el medio el Estado de derecho. Y a este se le suman ahora las peripecias de Koldo y sus mascarillas a precio de microchip y derrotas como la de Galicia, que nos dejan, por cierto, una situación inédita: por primera vez en la historia, un secretario general del PSOE tenía más ganas de que ganara el BNG que los suyos propios.

A la amnistía total que blindaría al fugado de Waterloo se le ha cruzado por el medio el Estado de derecho

Quien se acuesta con niños, ya sabe cómo acaba. Y quien lo hace con prófugos de la justicia y con una cohorte de alérgicos a la Constitución, también. Esto se veía venir. Y va para largo. De momento, como mínimo, hasta que Sánchez no garantice a Puigdemont que en España, si se encabeza un proceso para largarse de España, quien la hace…no la paga.

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