"Queremos que los políticos nos escuchen de una vez". Esa frase a 20minutos es de Daniel, agricultor belga que, como sus compañeros, se ha movilizado este lunes en Bruselas para que las instituciones reaccionen. El sector vuelve a la capital comunitaria en un día en el que los ministros de Agricultura se reúnen para buscar "soluciones rápidas" a una crisis que parece enquistarse. Mientras, el campo está harto: barricadas, lanzamiento de paja, piquetes y petardos, así como llamamientos a la clase dirigente para que ayude "de verdad, y no solo con palabras". Se apostaron en Bruselas en torno a 900 tractores, según los convocantes.
Hace semanas ya hubo miles de trabajadores que se apostaron en los alrededores especialmente del Parlamento Europeo, y entonces fue la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, quien les prometió más ayudas y una reducción de la burocracia. Además, desterró el plan de Bruselas para el coto a los pesticidas, una medida que era de las más criticadas por parte del campo. "Volveremos las veces que haga falta", explica Christophe, un joven agricultor francés que quiere "un futuro para los hijos".
Y es que ese es otro de los mensajes que se podían leer en los tractores que marchan: "Nuestra ruina, vuestro hambre", rezan algunos. "Los niños sueñan, los adultos mueren", añaden, mientras gritan desde puentes y desde carreteras, además de hacer sonar los claxon ante un despliegue policial bastante laxo. Varias zonas en los alrededores especialmente del Consejo han quedado cerradas al tráfico. "Tenemos que hacer presión porque si no ya hemos visto que nadie reacciona", sentencia un Christophe cansado dice de "pedir cosas lógicas" porque "sin el sector del campo, sin los agricultores, la gente no comería".
A lo largo de la mañana se dieron las marchas más importantes, con incendios de contenedores que en algunos momentos los bomberos y la policía tuvieron que sofocar. No dejaron de sonar los petardos mientras los tractores rodeaban las zonas clave del centro de Bruselas, donde llegaron ya a lo largo de la tarde del domingo. Esta vez, a diferencia de las movilizaciones del mes pasado, no se concentraron tanto en la Plaza de Luxemburgo como en los aledaños de Schuman, la zona que engloba las sedes del Consejo y de la Comisión. La primera quedó rodeada, la segunda sirvió como punto de referencia y reunión para la mayoría de tractores. En esa ubicación se dieron algunas cargas policiales, y las patrullas desplegadas llegaron a emplear gases lacrimógenos.
La lluvia no daba tregua en la capital comunitaria y los agricultores elevaron la presión con varios choques con los agentes, que se afanaban por frenar los piquetes. Algunas asociaciones del campo además protestaron porque la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, no estaba dispuesta, lamentaron, a recibirles a lo largo de la jornada. Varios edificios quedaron bloqueados y se produjeron cierres de restaurantes, supermercados y tiendas por parte de la policía "por motivos de seguridad". Asimismo, el efecto de los gases lacrimógenos se notó incluso en algunas viviendas.
Una representación de los agricultores sí fue recibida durante unos minutos en la sede del Consejo por el comisario de Agricultura, Janusz Wojciechowski, y por el ministro del ramo belga y presidencia de turno de la UE, David Clarinval. A nivel político, eso sí, no se esperan grandes decisiones por parte de los 27, que se toman este encuentro como "una primera toma de contacto" para más adelante ir tomando decisiones, según confirman fuentes consultadas por este medio.
Las sirenas no pararon de sonar desde la madrugada en Bruselas e incluso se vieron imágenes de tractores avanzando por encima del control policial. En ese escenario, el cordón de seguridad rodeado a varios metros de distancia el edificio del Consejo, donde desde primera hora de la mañana estaban reunidos los ministros del ramo de los 27, que tenían sobre la mesa en torno a 500 medidas, así como una revisión de la Política Agraria Común (PAC), aunque en este sentido no se esperan grandes avances a corto plazo.
"La Comisión tiene que comprender y le vamos a pedir que acelere en aquellos puntos en los que es necesario modificar un instrumento legislativo y haga rápidamente una propuesta", expuso a su llegada a la reunión el ministro de Agricultura, Luis Planas, que quiere que los Estados miembros -y Bruselas- tomen decisiones "rápidas y contundentes" para atender las demandas del sector.
Planas tiene claro que esto parece un ahora o nunca para los gobiernos de la UE. "No podemos quedarnos cortos", avisó, en unas movilizaciones que además pueden tener una importante implicación política porque se dan a poco más de tres meses de las elecciones europeas. De todos modos, el sector lo tiene claro: "No nos importan las elecciones, lo que nos estamos jugando es nuestro futuro". Mientras, los claxon sonaron, mezclados con la lluvia bruselense, las barricadas y una negociación política que se da a contrarreloj.
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