OPINIÓN

Julián, el héroe

Julián, el portero del edificio del barrio de Campanar devastado por el incendio, saluda, este domingo, a varios bomberos que permanecen en el lugar del siniestro.
Julián, el portero del edificio del barrio de Campanar devastado por el incendio, saluda, este domingo, a varios bomberos que permanecen en el lugar del siniestro.
EFE
Julián, el portero del edificio del barrio de Campanar devastado por el incendio, saluda, este domingo, a varios bomberos que permanecen en el lugar del siniestro.

Cuesta quitarse de la cabeza el terrible incendio que sufrimos la semana pasada en Campanar. Es difícil no sobrecogerse ante el desconsuelo de los familiares y amistades de las 10 víctimas mortales y el desamparo de los vecinos que han perdido sus hogares en tan espantoso suceso.

Aunque no hay consuelo posible, intentamos sobreponernos con la otra cara de este tipo de drama, la de los héroes que antepusieron las vidas de los demás a la suya propia, algo único de nuestra especie, algo que reconocemos como lo mejor del ser humano, porque en verdad estamos hechos para darnos a los demás.

Además de esos ángeles de la guarda que son nuestros bomberos, uno de los cuales sigue hospitalizado, ha salido a la luz un héroe que nos congratula aún más con nosotros mismos. Me refiero a Julián, el conserje de la finca, un señor que en un momento en que muchos habríamos salido corriendo espantados, no dudó ni un segundo en mirar al peligro de frente y prestar el mayor de los servicios, salvar vidas.

Julián dio una muestra de entereza que continuó cuando fue entrevistado por varios medios al día siguiente del incendio. Allí estaba, allí seguía frente al edificio, junto a su otra familia que seguro siente suya. Lamentando no haber podido avisar a todos los vecinos; lamentando que le pregunten si se sentía un héroe.

Julián fue ejemplo de lo que denominamos vecindad. Julián me recordó a ese tipo de vecindario que existía en aquellos pueblos de nuestra infancia, cuando a los mayores se les llamaba tío o tía pese a que no fueran familia directa. Seguro que los más mayores lo recuerdan.

Julián es ejemplo de que ese tipo de vecinos todavía no se ha perdido del todo en nuestras anónimas ciudades. Con eso nos quedamos, con eso intentamos consolarnos. Sabemos que a la hora de la verdad aparecerán héroes como Julián y otros muchos anónimos.

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