Un esqueleto humeante de lo que fue un complejo residencial de dos torres de viviendas y restos esparcidos por las calles. Es el panorama con el que se levantaron este viernes los vecinos del barrio valenciano de Campanar, que casi 24 horas después todavía podían percibir el olor a humo y a quemado tras el pavoroso incendio que arrasó dos torres de 138 viviendas en las que vivían unas 500 personas y que, a última hora del viernes, contabilizaba nueve fallecidos (este sábado han localizado un décimo cuerpo). Muchos residentes deambulaban por el casco antiguo de lo que hace un siglo fue el pequeño pueblo y otros por las nuevas calles del sector residencial levantado a principios de los años 2000, al otro lado de la avenida Maestro Rodrigo.
Cenizas, planchas metálicas retorcidas y un fuerte viento que todavía removía el humo en una zona ampliamente acordonada por la Policía, con restricciones al tráfico y a la circulación peatonal para facilitar la llegada de los equipos de seguridad y emergencias.
Los residentes del barrio se debatían entre retomar sus vidas y la parálisis por la tragedia vivida a pocos metros de sus casas. Algunos comercios abrieron para seguir con su actividad, mientras las terrazas de bares y restaurantes, habitualmente muy animadas, apenas tenían mesas ocupadas. Algo había pasado y no era un día más. En los corrillos de vecinos, una mezcla de desolación e incredulidad. Por delante, la difícil tarea de asumir lo ocurrido y seguir adelante.
La zona estaba este viernes tomada por la Policía, los bomberos y los equipos de emergencia, y también por los profesionales de los medios de comunicación que se desplazaron al lugar del siniestro para informar de las novedades. Los había valencianos, pero también llegados desde otros puntos de España y del mundo. Fotógrafos, cámaras, locutores y redactores, al igual que los efectivos de emergencias y seguridad, acumularon horas sin dormir.
Eso sí, en medio de la consternación y cuando todavía no se conocía el número definitivo de víctimas mortales, un aluvión de ropa, alimentos, juguetes y material escolar donado por vecinos de Valencia intentaba ayudar a las familias afectadas por el incendio, en un goteo solidario que se centraliza en una planta baja de las inmediaciones del inmueble.
Durante todo el viernes, y desde el primer momento de la tragedia el jueves por la noche, vecinos de la ciudad se acercaban al local a dejar lo que cada uno podía: desde mochilas, gomas o lápices, hasta pelotas, peluches, patinetes infantiles, ropa y comida.
Desde el local de la empresa Valientes, cuyo lema es Creando personas fuertes, coordinan la recepción del material de ayuda, pero las entregas han desbordado a los voluntarios y han decidido reorganizar y disponer de otros locales desde donde se puede recoger la ayuda. Tres casales falleros y la sede de una banda de música reciben las donaciones desde furgonetas en las que cargan cajas llenas de las necesidades de los afectados en el local del barrio de Campanar, donde se ubica el edificio incendiado.
Vecinos de los edificios de los alrededores explicaron que pasaron la noche preocupados por el desarrollo del incendio, que coincidieron en calificar de "drama", y explicaron que las llamas prendieron muy rápido: en cuestión de momentos se convirtió "en un infierno". Uno de esos vecinos, Antonio, relató que su mujer salió al balcón a recoger ropa tendida y vio humo en el edificio cercano, donde enseguida aparecieron las llamas, y en cuestión de unos diez minutos se había prendido todo, agravado además por el fuerte viento. Relató que vio a algún vecino del edificio afectado saltar de un balcón a otro, y que siguieron en vilo el rescate por los bomberos de una pareja de un balcón; consideró que, pese a la rapidez de los servicios de emergencias, ha sido "un drama".
Concha, que vive enfrente, afirmó que la parece "increíble" la dimensión del incendio, pues nunca había visto algo así; se asustó por la voracidad de las llamas, que además prendieron muy rápido e hicieron como una especie de chimenea en el centro de este complejo de viviendas, y cree que algo ha fallado para que esto ocurra.
Impacto en Valencia y en España
El impacto de la tragedia ha conmocionado no solo a la ciudad de Valencia, donde se ha suspendido la tradicional Crida fallera que iba a dar el pistoletazo de salida a las Fallas este domingo, sino a toda la Comunitat Valenciana y al conjunto de España. Las muestras de solidaridad, apoyo y luto se han multiplicado en apoyo a las víctimas. Desde los reyes Felipe VI y Letizia al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que este viernes por la mañana se desplazó a Campanar, pasando por líderes políticos como Alberto Núñez Feijóo, presidentes autonómicos, alcaldes y personalidades del deporte o de la cultura.
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