"Ha sido increíble". Una chica y dos chicos de entre 20 y 25 años, apostados, inmóviles, en el portal de su bloque, no podían apartar la mirada de las llamas. Se encontraban en la calle Rafael Alberti de Valencia, justo enfrente del edificio que se desvanecía por momentos este jueves debido a un incendio devastador. Dos de ellos estaban en casa, mirando por la ventana, cuando todo sucedió; el tercero estaba en el trabajo y decidió regresar a toda prisa. "Tenía una sensación de irrealidad, era como una película", comenta a 20minutos la joven.
El fuego, cuentan, comenzó en un balcón y en menos de media hora sitiaba toda la estructura, un relato que repiten todos aquellos a los que se les pregunta y que estaban cerca. Están impresionados, dicen, a la vez que aseguran que han pasado miedo. No dejan de seguir los pasos de los bomberos y los equipos de emergencias, incluso de los periodistas que esperan noticias en un lateral.
Sus teléfonos móviles han estado sonando insistentemente esta tarde: las familias, preocupadas ante la noticia de un incendio en su barrio, necesitaban saber si estaban bien. Afectados, prefieren no dar sus nombres, pero advierten de que "lo peor vendrá mañana [por hoy viernes]", cuando haya un balance más preciso de las víctimas.
"Se ha hecho de noche prácticamente", afirma Marta, otra vecina de la zona, cuando describe la "nube de humo brutal" que ha colmado el cielo. La Policía ha aconsejado a los residentes de su bloque que no permanecieran en sus viviendas, que bajaran a la calle. A los del inmueble siniestrado, en cuyos bajos hay un concesionario de coches eléctricos y una tienda tipo bazar, explica, les están explicando la situación con detalle.
Una de las vecinas, residente desde 2011 en la planta 14 del edificio incendiado, ha mostrado su malestar por los problemas de cortocircuitos que sufría en su vivienda de forma recurrente, y ha asegurado que la casa "no estaba bien acabada". De hecho, los materiales de construcción habrían jugado un papel relevante en la tragedia, aunque todavía no hay una conclusión definitiva.
Otro vecino, Marcel, asegura que la fachada estaba cubierta de unas placas de aluminio que ya habían dado problemas otros años, porque "se volaban y se caían". Por eso, añade, prendió "como una antorcha". Describe el bloque incendiado "como tres fincas juntas" y afirma que ha visto a gente con linternas en la parte de arriba, además de esperando en los balcones.
Un local, punto de encuentro para los afectados
Los aplausos han sido un oasis en medio de la tensión del momento. Los bomberos han logrado rescatar a varias personas. En un supermercado cercano, la Cruz Roja ofrecía atención psicológica a quien lo necesite. El Ayuntamiento ha ofrecido alojamiento a los vecinos afectados, y aunque la mayoría ha optado por quedarse en casas de familiares y amigos, aquellos que lo han necesitado han sido trasladados a hoteles.
Los vecinos han habilitado un local comercial de la zona como punto de encuentro para los afectados, donde se han repartido mantas, ropa y alimentos. Amalia Correcher, trabajadora de este local que ofrece clases de repaso, refuerzo de la autoestima o inteligencia emocional y también cuenta con gimnasio, es una de las personas que está coordinado la recepción de toda esta ayuda material.
Ha explicado que han sido testigos directos del incendio y de cómo la gente lo ha perdido todo, por lo que han hecho un llamamiento a través de sus grupos de Whatsapp para pedir colaboración, y la respuesta ha sido masiva. "El barrio ha hecho una demostración de valentía y solidaridad espectacular", asegura Correcher, quien señala que la gente ha donado ropa, mantas o zapatillas, y ha llevado alimentos e incluso medicamentos.
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