Entrevista

Lucrecia: "La música fue muy importante para mí cuando tuve cáncer de mama"

La cantante Lucrecia.
La cantante Lucrecia.
LAWRENCE SUMULONG / CITY PHOTO
La cantante Lucrecia.

Lucrecia forma parte de nuestra memoria colectiva. Ha sido referente para el público infantil, cantante y artista licenciada en música. Desde que acudió a Sorpresa, sorpresa con Isabel Gemio, vistió su pelo con sus inconfundibles trenzas de colores con las que mantiene intacta su luz.

El color forma parte de esa personalidad vitamina, de un optimismo nunca impostado que le impide permanecer inmóvil frente a la tristeza. Es el mensaje que también lanza a través de unos premios que creó para expandir su alegría.

El próximo 20 de marzo entrega los Premios Alegría de Vivir, ¿qué significan para usted?
Es la edición número 12 y los entregamos a las personalidades que son importantes en sus respectivas profesiones pero que tienen, por supuesto, una impacto en la sociedad. Intentamos, a través de los miembros del jurado, escoger a aquellos que transmiten esa alegría tan necesaria en nuestras vidas.

¿La alegría puede con todo?
Sí, porque es una forma de vivir, de enfrentarse a las situaciones más complicadas y que hay que sortear. No creas que es un mensaje lanzado al aire, sino que realmente lo creo y lo defiendo porque yo también me tuve que aferrar a esa alegría.

¿A qué se refiere?
Tuve que luchar contra un cáncer de mama y lo viví de manera muy íntima y privada. No quise compartirlo con el mundo porque no quería que se vieran condicionados. Recuerdo que en aquel momento tan difícil de mi vida tuve que salir a cantar, grabé varias canciones y, cuando me veo y me escucho en aquella época, siento orgullo porque me enfrenté a la enfermedad con tesón, con fuerza y con mucho optimismo. La música fue muy importante.

¿Llegó a ser medicinal?
Sí, es que la música puede conseguir que cambies de ánimo, que te sientas de una manera u otra. Para mí, desde luego fue fundamental. Me ayudó mucho porque, además, las noticias de los médicos no fueron nada halagüeñas, porque me dijeron que, por el tipo de tratamiento, no podría llegar a ser madre.

Sin embargo, lo consiguió
Sí, poco después de superar el cáncer me quedé embarazada. Fue un momento mágico, de una explosión total de felicidad. Me sentí la mujer más feliz del mundo porque pensé que, como me habían advertido, seguramente no podría ser mamá.

"Los médicos me dijeron que no podría llegar a ser madre, pero me quedé embarazada poco después de superar el cáncer"

¿Qué significa su hijo para usted?
Es mi mejor premio. Todos los galardones son importantes, pero el de la maternidad es incuestionable. El momento en que estoy con él es cuando mi cerebro desconecta. Nos encanta compartir instantes juntos, nos reímos mucho, nos burlamos y disfrutamos cada fin de semana de esa compañía tan maravillosa.

¿Es una madre controladora?
Mi hijo tiene ya 22 años y es él quien me dice hasta dónde puedo controlarle, pero creo que soy como todas las madres, al final siempre estamos con la preocupación de que estén lo mejor posible y sean felices.

Dígame la verdad, ¿nunca se enfada?
Sí, por supuesto que sí. Tengo mucho carácter, pero también te digo que cuando digo lo que tengo que decir, todo vuelve a su ser. De otra manera no sería un enfado, sería rencor y eso no entra en mis valores.

Es usted una artista muy versátil, ¿cree que la han llegado a entender?
Sí, pero también te reconozco que no fue fácil. Considero que soy multidisciplinar porque es verdad que disfruto muchísimo con todas las manifestaciones artísticas. Antes, cuando me preguntaban, siempre intentaba decantarme por algo más concreto, pero la verdad es que creo que ahora ya no es necesario. He tenido la suerte de poder hacer música, escribir y hacer televisión.

Lucrecia.
Lucrecia.
JOSÉ BLANCO / DIARIO LAS AMÉRICAS

Precisamente en televisión fue la última referente para los niños…
Es verdad que Los Lunnis acompañaron a toda una generación y fue un logro que en 2016 pudiéramos retomar ese proyecto. Es cierto que ahora los niños dejan de ser niños demasiado pronto y que hay cierta desprotección en ese sentido. Todo ha cambiado, hay muchas carencias pero también la sociedad ha evolucionado.

Incluso la música ha cambiado, ¿debe educar?
Creo que la música tiene muchos mensajes y que puede tener una vertiente educacional, eso está claro. Al menos es lo que intento yo con mis canciones. Ahora, por ejemplo, hay muchas que pueden despertar cierta agresividad y los jóvenes han dejado de cantar canciones infantiles. Sin embargo, me encuentro con muchísima gente joven que me reconoce y me llena de muchísima alegría, me eriza la piel.

Ahora ha sacado su último álbum, Mil maneras, con su propio sello discográfico
Sí, soy mujer de cumplir mis objetivos aunque con tranquilidad. Cuando terminó el proyecto de Los Lunnis y llegó la pandemia, estuve esperando la llamada de una discográfica y todo se quedó en el aire. Así que saqué mi propio sello con el que he publicado este álbum, el libro Besitos de chocolate para toda la familia, y ahora estoy actualizando algunas canciones y grabando otras que tenía abandonadas en un cajón.

¿Es usted una mujer feliz?
Sí, lo soy. Soy mi propio antídoto. Cuando estoy mal, intento darle la vuetla al estado anímico para poder seguir adelante.

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