Juan Luis Saldaña Periodista y escritor
OPINIÓN

Siempre llueve a disgusto de todos

Llueve. Seguro que es malo para algo.
Llueve. Seguro que es malo para algo.
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Llueve. Seguro que es malo para algo.

No hay que ser un lince para darse cuenta de que todas las informaciones relacionadas con el clima y la meteorología llevan siempre un sesgo de negatividad. La sequía es mala, estamos de acuerdo, pero el temporal de los días siguientes también lo es. Es malo el calor en verano, es malo el frío en invierno, es mala la lluvia, la nieve llega cuando menos se la espera y en el peor momento y, siempre, pase lo que pase en la atmósfera, hay un sentimiento común de culpa.

Las comparaciones de cómo se muestran las llamadas olas de calor en los informativos de televisión son tremendas. Los veinte grados de hace unos años, sobre fondo verde, ahora se presentan sobre fondo naranja y los treinta y cuarenta grados muestran un infierno de un tono rojizo que ya no puede oscurecerse más. A ver qué color inventan en los próximos años para asustarnos todavía más.

Convertir la ciencia en dogma nos lleva a la manipulación absoluta y a algo parecido a la esclavitud intelectual.

Busquen en la red una noticia que salió hace unos días y que comenzaba así: “Adiós a España tal y como la conocemos”. Investiguen un poco. Lean. ¿De verdad vamos a tragar con todo? ¿De verdad vamos a dejar que un debate científico sea patrimonio de los políticos y de los yonquis del clic fácil ya para siempre? Recuerdo una definición de método científico: metodología para obtener nuevos conocimientos que consiste en la observación sistemática, medición, experimentación y la formulación, análisis y modificación de hipótesis.

Casi nadie se ha enterado de que el pasado día diez de enero, 1878 científicos del mundo firmaron una declaración en la que ponen en duda la emergencia climática. Búsquenlo también, miren el informe, Climate Inteligence (Clintel) es el nombre de la organización y sus argumentos son científicos y buscan refutar y cuestionar un dogma que, por desgracia, es cada vez más político que científico. La parte de modificación de hipótesis del método científico requiere debate, datos y validación, pero estamos en otra guerra.

Hacer un chiste en un monólogo, colar una gracia en una serie, meter una alusión al primo de Rajoy en la presentación de un programa, soltar una ironía en una declaración en la puerta del Congreso son actos de propaganda y adoctrinamiento y pueden responder a una convicción muy noble, pero no son ciencia. Convertir la ciencia en dogma nos lleva a la manipulación absoluta y a algo parecido a la esclavitud intelectual. Yo sigo dudando porque veo mucha incoherencia, demasiada política, poca ciencia, una falta grave de seriedad y un rebaño enorme que se encamina al precipicio.

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