Jerusalén, la deseada, es una ciudad sagrada para judíos, musulmanes y, también, para cristianos. Los palestinos quieren que Jerusalén Oriental sea su capital. Israel reclama soberanía sobre la ciudad y asegura que es su capital tras tomar Jerusalén Oriental en 1967. Esto último no ha sido reconocido internacionalmente a lo largo de las últimas décadas. Y así fue hasta 2017.
En diciembre de ese año, el presidente de Estados Unidos, entonces Donald Trump, anunció el reconocimiento oficial de su gobierno de la ciudad de Jerusalén como capital del estado de Israel. Fue un hecho en 2019. Ahora, en Argentina, Javier Milei quiere seguir el ejemplo de su maestro.
Tel Aviv o Jerusalén
Cuando Israel se anexionó unilateralmente la mitad este de Jerusalén —ocupada desde la Guerra de los Seis Días de 1967— la comunidad internacional, en protesta, trasladó sus embajadas a Tel Aviv. Y es que no podía olvidarse el hecho de que la parte oriental estaba destinada a ser la capital de un futuro Estado palestino.
EE UU, que fue el primer país en reconocer a Israel como Estado en 1948, fue también el primero en reconocer a Jerusalén como su capital en 2017. Desde que Trump reabriera en 2019 la legación estadounidense en la ciudad santa, pocos países han seguido su ejemplo. Ahora, la Argentina de Milei ha expresado su intención de hacerlo, como ya antes la Hungría de Orban.
Israel tiene en la actualidad relaciones diplomáticas con 166 países, según su Gobierno. Pero sólo tres tienen su embajada en Jerusalén: además de EE UU, Guatemala y Papua Nueva Guinea.
Luego, están los casos de Honduras y Malawi. Según el Ministerio de Exteriores de israelí, ambos países tienen su embajada fuera de la ciudad de Jerusalén y del distrito de Tel Aviv. Se trata de la embajada de Honduras, ubicada en Rishon LeZion, ciudad del Distrito Central; y la de Malawi, también en ese barrio.
Palestina, que aspira a tener la futura capital de su Estado en la parte oriental de Jerusalén, cuenta con el reconocimiento y relaciones bilaterales con 139 países pese a no haber sido reconocida oficialmente como Estado ante las Naciones Unidas.
El ejemplo de la Explanada de las Mezquitas
Las 15 hectáreas de la ciudad vieja de Jerusalén son el centro del mundo para millones de personas en el mundo. Tanto para árabes como para judíos este lugar es sagrado, pero para cada uno lo es a su manera. De hecho, hasta se refieren a este sitio con distinto nombre: Explanada de las Mezquitas, para los árabes, Monte del Templo, para los judíos.
Los musulmanes lo consideran el tercer lugar más santo en el Islam (tras La Meca y Medina) y lo llaman Noble Santuario. También es el lugar más sagrado del judaísmo, ya que en el monte Moriá se sitúa la historia bíblica del sacrificio de Isaac. Toda la zona está bajo la protección y organización del Wafq, un órgano dependiente de Jordania. Aunque este país está formalmente a cargo de los lugares santos musulmanes de Jerusalén, cada puerta tiene un puesto de guardia de la policía israelí.
Arabes y judíos están de acuerdo en una cosa: una gran roca que sobresalía del Monte Moriah es la Piedra Fundacional, el lugar donde todo comenzó. Esa roca está hoy en el interior de la Cúpula de la Roca. Pese a ello, la tensión entre unos y otros se ha desbordado en más de una ocasión, la última en abril de 2023.
El Muro de las Lamentaciones
El Islam afirma que fue allí donde Abraham (el Corán afirma que fue su hijo mayor, Ismael) se dispuso a sacrificar a su hijo y donde Mahoma ascendió a los cielos. Los musulmanes visitan este sitio sagrado todo el año, pero cada viernes durante el Ramadán, cientos de miles de musulmanes llegan a orar a la mezquita de Al Aqsa.
Para los judíos, la piedra fue el lugar elegido por el rey Salomón para construir el Primer Templo, que guardaba el Arca de la Alianza. El muro occidental, conocido como Muro de las lamentaciones, es lo que se conserva del último templo, destruido por los romanos en el año 70. Este muro es el lugar de plegaria más importante para los judíos. Allí rezó este martes el presidente Milei.
Milei quiere convertirse al judaísmo
De visita en Israel, el presidente argentino ha ratificado su intención de llevar la embajada de su país a Jerusalén. El anuncio ha sido recibido con satisfacción por el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y las protestas de los palestinos que lo que consideran una "violación de los derechos" de su pueblo.
Este martes Milei rezó en el Muro de la lamentaciones. Aunque educado en una familia católica, desde hace al menos dos años, el presidente argentino visita asiduamente a un rabino que le da clases de Torá y Talmud (la biblia hebrea y el libro que la interpreta).
En sus mitines suele invocar a "las fuerzas del cielo", expresión que ha leído en el Libro de los Macabeos, otro texto clásico del judaísmo. El presidente argentino ha manifestado en varias ocasiones su voluntad de convertirse al judaísmo.
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