La OTAN, contra la fatiga: Suecia espera su entrada en la Alianza mientras Zelenski planea una nueva estrategia frente a Rusia

Zelenski y Stoltenberg en la cumbre de la OTAN en Vilna.
Zelenski y Stoltenberg en la cumbre de la OTAN en Vilna.
EFE
Zelenski y Stoltenberg en la cumbre de la OTAN en Vilna.

La OTAN ha pasado de la "muerte cerebral" acuñada por Macron a un impulso casi sin precedentes tras la invasión rusa de Ucrania. Ahora, con un conflicto enquistado, la Alianza Atlántica busca no quedarse 'dormida' y consolidar por un lado su propia ampliación y por otra un respaldo a Kiev que sea creíble y consistente en el tiempo. "No hay fatiga", repiten los líderes para mantener alta la moral de Zelenski; pero lo cierto es que parece hacerse necesario luchar con ese cansancio. En ese escenario, Suecia ultima su entrada en la organización y miran todos los aliados desde la distancia cómo el presidente ucraniano reinicia su estrategia de guerra, con numerosos relevos en la cúpula militar.

Pero no hay camino fácil. Una vez que se ha podido desbloquear el veto turco, Estocolmo espera la luz verde de Hungría, el único país que todavía no ha tomado una decisión: la unanimidad es condición sine qua non para que la OTAN añada un nuevo miembro, pero por lo pronto el partido gobernante, Fidesz, liderado por Viktor Orbán, boicoteó este lunes la sesión parlamentaria promovida por la oposición precisamente para debatir el acceso sueco a la Alianza Atlántica. Orbán invitó a "negociar" al primer ministro sueco, Ulf Kristersson, pero el órdago fue denegado entre un clima de tensión tanto en la UE como en la propia OTAN, donde también empiezan a estar cansados de las dinámicas del primer ministro húngaro.

Turquía (y Hungría) dieron el ok a que Finlandia entrase en la OTAN, pero con Suecia el caso es más complicado; primero por las tiranteces con Ankara a cuenta de la "lucha antiterrorista", en palabras de Recep Tayyip Erdogan, ahora por el tira y afloja con un Orbán que quiere alimentar su relato. Mientras, la Alianza pone el foco en Estados Unidos para que Washington siga aprobando ayudas a Ucrania -tanto a nivel militar como económico- en un Congreso claramente dividido. "Estoy convencido de que todos los aliados de la OTAN, incluido Estados Unidos, seguirán brindando apoyo a Ucrania porque hacerlo redunda en nuestra propia seguridad", aseguró hace días el secretario general de la organización, Jens Stoltenberg.

"Hoy es Ucrania. Mañana podría ser Taiwán. Por lo tanto nos interesa que Ucrania sea una nación soberana e independiente y el apoyo que le brindemos marca la diferencia", añadió el dirigente noruego. Quien sí cumple por ahora con estas dinámicas es la Unión Europea. El pasado jueves, salvando precisamente el veto de Orbán, el bloque de los 27 aprobó 50.000 millones de euros más para Kiev, esta vez con cargo al presupuesto comunitario.

Nos interesa que Ucrania sea una nación soberana e independiente

Ursula von der Leyen y Charles Michel tomaron la palabra tras este paso adelante de la Unión. "Después de casi dos años de guerra, Ucrania sigue y seguirá siendo una prioridad. Continuaremos nuestra fuerte asistencia militar. Se han logrado avances en el apoyo a Ucrania a través del Fondo de Paz Europeo y no escatimaremos esfuerzos para acelerar la entrega de municiones a Ucrania para finales de año", resumió el presidente del Consejo Europeo. En la misma línea se pronunció la líder del Ejecutivo comunitario, también satisfecha con las conclusiones de la cumbre. "Hoy Europa es más fuerte. Hemos reconfirmado nuestro apoyo inquebrantable a Ucrania", sentenció.

En Ucrania, Volodimir Zelenski, como sus socios a otra escala, también se mueve en una nueva fase de la guerra. El presidente prepara cambios significativos en la cúpula militar y política del país, lo que incluye sustituir al jefe de las Fuerzas Armadas, Valeri Zaluzhni. "Tenemos que prepararnos para un nuevo comienzo", aseguró el líder ucraniano, que asume el fracaso de la contraofensiva y reorienta sus planes frente a los movimientos del Kremlin. "Tenemos que tener una energía positiva y correcta. Por eso estoy hablando de un reinicio", reconoció, en un giro que ha provocado las críticas por ejemplo del alcalde de Kiev, Vitaly Klitschko. Pese a ello, el exboxeador asume que el objetivo es para todos el mismo: "La victoria de Ucrania.

Con estas cartas se tiene que jugar la partida, porque no hay piezas todavía para una vía diplomática (ni amago de que las haya a corto plazo). Los amagos de puertas hacia dentro que han hecho países como Alemania o Francia no sirvieron de mucho y ni Rusia ni Ucrania quieren sentarse en la misma mesa. Los primeros porque ahora llevan la batuta de la guerra; los segundos, porque de momento reconocen que hablar ahora de una salida negociada implicaría perder un territorio que no quiere ceder. Además, la clave: a Ucrania le sigue llegando ayuda de sus socios, y esta no está puesta en duda.

En el horizonte están los dos movimientos más importantes de los próximos meses, que pueden tener efecto directo en la OTAN y en Ucrania: las elecciones europeas de junio y las elecciones en Estados Unidos en noviembre. Del Parlamento Europeo que resulte del paso por las urnas se verá una foto que puede ser clave para Ucrania en muchos sentidos, pues un mayor peso de la derecha radical podría poner en jaque el flujo de apoyo, pero también ralentizar, dependiendo también de quién ocupe qué asiento en el Consejo Europeo, su proceso de adhesión al bloque. En el otro lado del océano, la vuelta de Donald Trump sería un problema para Zelenski. El magnate se dice capaz de resolver la guerra "en cuestión de horas", y se acerca a Rusia en muchos asuntos. El tiempo dirá, y los frentes son muchos y muy abiertos.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento