Diego Carcedo Periodista
OPINIÓN

Solidaridad con Cataluña

El pantano de Sau con un nivel muy bajo de agua.
El pantano de Sau con un nivel muy bajo de agua.
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El pantano de Sau con un nivel muy bajo de agua.

La sequía implacable que sufrimos está afectando de manera especial, aunque no solo, a Cataluña. La Generalitat ha adoptado, bien es verdad que tarde, algunas medidas duras para paliarla. Seis millones de compatriotas van a sufrir durante algún tiempo dificultades indeseables en su vida cotidiana. El agua es un bien que sólo valoramos en su importancia cuando escasea hasta para lavarnos las manos o en la hora de la ducha que ya tenemos asociada al despertar de un nuevo día.

El problema es grave sobre todo si no se aborda a tiempo con la visión de que algo como lo que está pasando puede ocurrir de la forma más inesperada. La meteorología siempre está ahí, dispuesta a jugarnos alguna mala pasada. Y más en esta ocasión en que el cambio climático, que lamentablemente algunos todavía niegan, propicia estas sorpresas. Algunos de sus males pueden ser abordados y resueltos con rapidez, la sequía, no. Cuando las nubes se cierran todavía no se ha inventado nada para romperlas.

La triste realidad está ahí, ahora entre otras comunidades le ha tocado a Cataluña. No es momento para consideraciones políticas ni buscar culpables. Lo urgente es intentar buscar soluciones, que por mucho empeño que se ponga no van a encontrarse hasta que la atmósfera quiera. Sería ideal que pudiéramos ayudar a resolver el problema o cuando menos a paliarlo. Pero no es fácil. Si en algo se puede paliar la adversidad es evidente que hacerlo es una obligación de todos al margen de diferencias raciales, políticas o religiosas, que no admite excepciones.

Hay algo fundamental en una situación como esta que es la solidaridad activa. No existen razones para no sentirla ni expresarla. Los que todavía tenemos la suerte de disfrutar de todo el agua que cubre nuestras necesitamos, creo que se impone que los catalanes sepan que estamos con ellos y con nuestro deseo de que la normalidad meteorológica se recupere pronto. Entre tanto, lo que quepa hacer para contribuir a paliar el problema no debe ser regateado. Antes estas situaciones se abordaban con rogativas. Ahora el que rece que interceda y el resto que se solidaricen ante el mal ajeno.

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