Federico de Dinamarca se ha puesto las pilas en su nuevo papel de rey. Ya ha hecho su primer viaje oficial fuera de su país, concretamente a Polonia donde va a permanecer tres días con una agenda principalmente económica.
Pero Federico X no se ha dejado llevar solo por la importancia de las cuestiones bilaterales entre los dos países y ha sacado su cara más bromista... 'a costa' de su mujer, Mary. Esta se quedó en Dinamarca tras regresar de Alemania, donde vio perder a su selección de balonmano en el Europeo frente a Francia.
Aterrizado en Varsovia, la capital, el rey comenzó su primer discurso con un tono poco solemne que hizo que se metiera en el bolsillo a los presentes, políticos y empresarios. "Estoy feliz de presentarme ante ustedes por primera vez como Jefe de Estado. Es algo nuevo para mí (...) Principalmente con mi esposa, pero ella tenía otros compromisos hoy, así que tendréis que conformaros conmigo. Estoy feliz de estar de regreso en Polonia y comenzar así la visita oficial de Dinamarca", decía de manera coloquial.
Federico, que ha llegado al trono de manera sorpresiva, pues ningún monarca escandinavo ha renunciado en los últimos 900, salvo su madre, Margarita II, se ha ido despojando de la pátina de solemnidad que mostró el día de su proclamación, el pasado 14 de enero.
Poco a poco se va soltando en sus actos públicos, algunos de los cuales ha protagonizado también su mujer. Un libro escrito por él en conversación con el periodista Jens Andersen (Palabra de rey) da fe de que su vida presente no se entiende sin la presencia de la abogada australiana, a pesar de su fama de mujeriego.
Con gafas y su pelo despeinado, el rey danés ha mostrado estar a la altura entre líderes extranjeros. Y también tener en el pensamiento a Mary, que el próximo día 5 cumplirá 52 años, 3 menos que él.
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