Entrevista

Isabel Luna: "Ser cantante y ser artista no es lo mismo"

Isabel Luna.
Isabel Luna.
CEDIDA
Isabel Luna.

Isabel Luna tiene la voz dulce, como de terciopelo. Interpreta el flamenco de una forma tan elegante que suele ser contratada para amenizar las fiestas más exclusivas de la sociedad española. Tiene la suerte de que políticos de todos los colores la escuchan despojados de ideologías y avalan su talento.

La Comunidad de Madrid acaba de declarar al flamenco Bien de Interés Cultural, ¿corre peligro?
Espero que no, ya en su día fue declarado Patrimonio de la Humanidad. Toda la visibilidad que se le dé siempre y cuando no entremos en frikadas y en polémicas banales que no van a ningún sitio, es fantástico. Al flamenco hay que cuidarlo como cualquier expresión de arte, como la moda, como la pintura.

¿Cree que no siempre ha sido así?
En ocasiones se ha sido muy injusto con el flamenco, pero es verdad que ahora vive un buen momento, se ha vuelto a poner de moda y eso es muy interesante porque el flamenco lo abarca todo en la música. A lo que me refiero es a que se deje ya de hacer ruido y de generar críticas a los artistas, como por ejemplo Rosalía, que, sin ser cantaora, ha bebido del flamenco para encontrar su estilo. El flamenco es una forma de vida.

¿Cómo le sienta el término 'flamenquito'?
Lo de esa palabra me parece horrible porque desmerece al arte. Es como si yo dijera que eres un periodistita o que un gran chef es un cocinitas. Creo que se ha utilizado para recoger todo aquello que no es cante jondo, pero creo que se ha hecho de una manera errática.

¿Se puede aprender a cantar?
Sí, porque ser cantante y ser artista no tiene nada que ver. Conozco a muchísima gente que canta perfecto, con una ejecución incuestionable, pero que no llega. El pellizco no se aprende, se nace con él. Por eso es muy importante cuidar ese don, porque ser artista lo es, y disfrutar en esta profesión que no siempre es fácil.

¿Se pasa hambre?
No, solo pasan hambre los vagos. Si te preparas, estudias y luchas, tendrás trabajo, pero si no lo haces, las cosas no irán tan bien como deseas. Yo no he sido nunca una artista con una fama impresionante, pero llevo 40 años dedicándome a la música y pensando siempre en cómo evolucionar, qué hacer, hacia dónde ir.

La cantaora Isabel Luna
La cantaora Isabel Luna
CEDIDA

En muchas de sus actuaciones le acompaña su hijo (Chema del Estad), ¿se puede ser madre y compañera?
Sí, por supuesto. Chema, que ahora está en China, es mi mayor crítico, le pago como al que más y es un músico excepcional. Hemos sabido siempre separar nuestro vínculo emocional con el profesional. Además, nosotros tenemos una relación muy particular y muy especial. Lo he criado sola, sin el apoyo ni la ayuda de nadie más.

¿Es difícil ser madre en un mundo como este?
Sí, y tuve que renunciar a muchas cosas porque lo más importante era él. Y ojo, no me arrepiento de absolutamente nada.

Suele cantar para personajes de alta sociedad y políticos, ¿bailan mejor los de la derecha o los de la izquierda?
La verdad es que no hago distintivos entre los políticos. Creo que no importa la ideología cuando se trata de disfrutar del arte. Eso sí, te reconozco que hay alguno que me ha sorprendido para muy bien.

Se hizo muy popular por su supuesto idilio con José Ortega Cano. Ahora que ya ha pasado el tiempo, ¿hubo algo entre ustedes?
No, en absoluto. Él es mi compadre y hemos tenido siempre una relación de amistad muy bonita, pero entre nosotros ya te digo que no hubo nada más.

¿Quién no quiso dar ese paso?
Yo. Creo que él tenía unos sentimientos hacia mí que yo no podía corresponder.

¿Qué tipo de relación mantienen ahora mismo?
Ninguna. La verdad es que ahora mismo no tenemos ningún contacto, creo que José no ha cuidado nuestra amistad como tampoco cuida ninguna relación. Siento que esto le pueda molestar, pero creo que conmigo no se ha portado bien ni dio tampoco la cara por mí. Pero, pensándolo bien, no la dio ni por su exmujer.

Sin embargo, usted sí tuvo palabras de cariño por Ana María Aldón.
Sí, y me parece una mujer encantadora. La última vez que nos vimos fue en la fiesta de José Luis López, 'El Turronero', y nos saludamos muy cariñosamente. Creo que sentimos afecto mutuo.

¿Cómo vivió aquel momento de tanto ruido?
Llegué a tener vértigo. Estar todos los días en la tele, en la prensa y en la radio fue un poco angustioso. Jamás pensé que mi vida se podía exponer de semejante manera en los medios, pero todo pasa. No gané un solo euro de todo aquello, ni he acudido a ningún reality ni nada que se le pareciera. Me ofrecieron hacer exclusivas, pero también las rechacé. Y podría haber contado mucho, muchísimo.

¿Le afectó en su profesión?
Sí, totalmente. En este oficio, como en todos, también hay mucha envidia y mucha falsedad. Esa época me sirvió para darme cuenta de que tengo menos amigos de lo que me imaginaba, pero que los que tengo son de verdad.

¿Es una mujer feliz?
Moderadamente. Estoy en un momento muy dulce, pero me cuesta hacerme a la idea de la sociedad tan falta de valores que tenemos. Estoy, como dice la canción, aprendiendo a vivir.

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