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Médicos españoles vuelven al Chad para rehabilitar a pequeños con discapacidad y que dejen de ser 'niños serpiente'

Niños en una actividad lúdica del proyecto ‘EnganCHADos’ en el Chad.
Niños en una actividad lúdica del proyecto ‘EnganCHADos’ en el Chad.
Paula Peña/SERVIMEDIA
Niños en una actividad lúdica del proyecto ‘EnganCHADos’ en el Chad.

Una nueva misión humanitaria parte este miércoles hacia el Chad desde tierras madrileñas. Especialistas del Hospital Universitario de Fuenlabrada llegarán esta semana al Hospital de Saint Joseph de Bébédjia y al Centre de Handicapés de la ciudad de Doba, gracias al proyecto ‘EnganCHADos’. Los médicos portan ellos mismos varias maletas repletas de material sanitario y rehabilitador para tratar a 'niños serpiente', pequeños que se arrastran por el suelo al tener diferentes discapacidades motoras, muchas de ellas provocadas por la malaria.

“Llevamos cada uno tres ‘megamaletas’ y el macuto con nuestras cosillas. Se ha quedado mucho material en Fuenlabrada porque no hemos conseguido que venga ningún voluntario más este mes de febrero. Ojalá encontremos otro par de locos que quieran ir en mayo y octubre”.

Así relata la doctora Paula Peña, en su peculiar diario de viaje, la preparación de esta nueva expedición. Se lo dedica íntegramente a su padre, fallecido el pasado mes de agosto: "Siempre compartió conmigo la preparación de los viajes y ahora sé que también viene conmigo".

La especialista en Rehabilitación del Hospital de Fuenlabrada querría tener más voluntarios este 31 de enero, fecha en la que viaja a este país azotado por tantas calamidades. Se trataría, dice ella, de “inspirar corazones, remover conciencias, regalar valentía” para que otros pudieran correr con ellos esta carrera contrarreloj, esta maratón contra el daño cerebral infantil y la discapacidad que provoca.

La meta es que los niños chadianos con problemas de movilidad dejen de arrastrarse por los suelos, comiencen a caminar o a comer por sí solos y dejen recibir el doloroso apelativo de ‘niños serpiente’. Además, será una forma de que tengan una oportunidad de salir adelante.

Maletas cargadas de material médico

Para conseguirlo, ha sido necesario ir llenando esas maletas gigantes, depositadas en el cuarto del Hospital de Fuenlabrada donde se reúnen los miembros proyecto ‘EnganCHADos’. Llevan medicación y material de quirófano para el Hospital de Saint Joseph, su "gemelo" en el Chad.

Y es que cuatro semanas al año, el Hospital de Fuenlabrada ofrece a su personal sanitario la posibilidad viajar a su hospital hermanado, Saint Joseph, en el Chad, y hacerlo sin perder su sueldo ni gastar sus vacaciones. Además, paga el coste del material sanitario que los médicos fuenlabreños portean en sus maletones.

La doctora Peña salió este miércoles hacia el Chad a las 6.00 de la mañana desde París, junto con el cirujano Javier de la Torre, otro compañero del proyecto y, como ella, patrono de la Fundación El Compromiso. “París-NDjamena se hace un poco pesado, pero lo peor es la llegada con la policía de aduanas, mirándonos con cara de pocos amigos mientras hurgan las maletas en busca de algún motivo para dejarlas retenidas allí”, prosigue el dietario que ha estado escribiendo la doctora los últimos días de su estancia en Madrid.

A su llegada al país africano, la expedición retomará su travesía en una Toyota por una "carretera-camino-pista" hacia la ciudad de Bébédjia, donde decenas niños con discapacidad esperan a los médicos de Fuenlabrada. "Cuando la carretera atraviese un verde túnel formado por árboles combados, estaremos llegando. Llegaremos de noche al hospital y allí anochece hacia las 17.30", describe Paula Peña, que lleva semanas preparando su periplo por tierras africanas.

Mandar por cualquier cosa por otra vía al Chad es "pura fantasía", para estos médicos. Dadas las dificultades en la comunicaciones que presenta el país, prefieren cargar ellos mismos con el material sanitario.

Escuela de madres y abuelas rehabilitadoras

No obstante, cualquier niño del entorno de Bébédjia que haya pasado la malaria y se quede con secuelas neurológicas es susceptible a recibir atención en Hospital de Saint Joseph y en el Centre de Handicapés de la ciudad de Doba.

El gran reto es conseguir crear una auténtica 'Escuela de Madres y Abuelas Rehabilitadoras' mediante los cursos y enseñanzas que imparte todos los años la especialista Paula Peña. "A un niño con daño cerebral no se le puede dejar mirando al techo. Se puede conseguir que deje de arrastrarse y por eso formo todos los años a enfermeros, madres y abuelas, para que ellos puedan seguir con la rehabilitación cuando nosotros volvemos a Madrid", explicó a Servimedia.

Recuerda cómo van a visitarla niños a los que trató en 2017 y experimentan mejorías increíbles que le hacen pensar que "todo ha merecido la pena". Sólo en el centro de niños con discapacidad de Doba hay más de 170 menores en recuperación que van a ser visitados los próximos días por los médicos llegados de Madrid. A ellos se une decenas de pequeños de pueden recibir tratamiento o pedir consulta médica en Saint Joseph.

"Estoy deseando ver a los niños y a las hermanas Guadalupanas, a las Hijas de María Auxiliadora de Doba, a mis misioneras combonianas y también a las Hijas del Cristo Resucitado, que son las religiosas que llevan todos los proyectos sanitarios y educativos con los que colaboramos. Sin el motor de todas estas congregaciones, para nosotros nada sería posible".

Por último, la doctora Peña anota en su cartera, como una improvisada Kapuscinski que recorre África, la pincelada color sobre cómo es una llegada cualquiera al Chad. Habla de "niños bajo árboles de mango, puestos de comida en la carretera, poco coche, bastante moto, alguna bici y mucha gente andando en los márgenes de la carretera".

No faltan en el cuadro "construcciones de ladrillo de adobe con techos fabricados con ramas y paja", además de "camellos en los primeros kilómetros, cabras siempre, muchas gallinas, algunos cebúes y cerdos comiendo de la basura, plásticos y papeles por todos los lados, a ambos lados de la carretera o formando montañitas que acabarán por quemarse". A pesar de todas las dificultades, la doctora Paula Peña lo tiene claro: "Me apetece 'volver' a casa".

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