"Incremento del dolor y ultraje a sus más íntimos sentimientos derivados de la imposibilidad de haber dado sepultura al cuerpo". Así lo recoge la sentencia de 141 páginas que dictó la Audiencia de Sevilla el 13 de enero de 2012 y que condenó a 20 años de cárcel a Miguel Carcaño por el asesinato confeso de Marta del Castillo.
Lamentablemente, 15 años después de aquel aciago 24 de enero de 2009, el cuerpo de la joven sevillana sigue sin aparecer y su familia continúa inmersa en un dolor que difícilmente podrá superar hasta no tener un lugar donde llevar flores. Pero ni sus padres, Antonio del Castillo y Eva Casanueva, ni su abuelo José Antonio Casanueva están dispuestos a tirar la toalla, a pesar de la dura travesía por el desierto de estos años y los muchos varapalos judiciales con los que se han ido chocando.
Precisamente este miércoles, el abuelo de Marta, con casi 90 años, ha convocado otra concentración a las puertas de los juzgados del Prado de San Sebastián (11.00 horas) para reclamar avances en la investigación del paradero de la joven. Porque eso es lo único que quiere la familia a estas alturas: saber dónde está Marta.
Y Sevilla, seguro, responderá al llamamiento, porque la sociedad "siempre nos ha acompañado" en las movilizaciones organizadas, afirma José Antonio, convencido de que no estará solo ni mucho menos esta mañana a las puertas de la Audiencia.
Investigación del móvil
Esta es la única pieza del caso que continúa abierta, la orientada a la localización del cadáver de la joven. Y en ello se centran las últimas pesquisas de la Policía Nacional, en base a un informe pericial del teléfono móvil de Carcaño, que ha revelado hasta seis nuevos posicionamientos. Sin embargo, según la documentación aportada por la empresa Lazarus Technology, no se pueden precisar ni el día ni la hora de esas ubicaciones, entre las que figuran la zona del asentamiento chabolista del Vacie, Dos Hermanas, el Higuerón Sur o Luis Montoto.
Cabe recordar que la familia de Marta pidió al juez que se analizara no solo el dispositivo móvil del asesino confeso de Marta, sino también el del resto de personas que en su día fueron juzgadas: Samuel Benítez Pérez; Francisco Javier Delgado Moreno (hermano del asesino confeso); María García Mendaro, novia de Delgado cuando ocurrieron los hechos (los tres absueltos); y Francisco Javier García Marín, el Cuco, juzgado en 2011 como menor y condenado a tres años de internamiento por encubrimiento, y posteriormente, junto a su madre, por falso testimonio.
Pero el juez se lo denegó, provocando otra decepción más en la familia, que lleva todos estos años criticando la actuación policial y judicial en el caso de Marta, hasta el punto de hablar de una "mano negra" que ha impedido, en opinión de la familia, que se descubra la verdad.
Salida en 2030
Y entre tanto, Carcaño sigue cumpliendo su condena de 21 años y tres meses (veinte por el asesinato y un año y tres meses más por un delito contra la integridad moral de la familia impuesto por el Tribunal Supremo) en la prisión de Herrera de la Mancha, en Ciudad Real, desde donde habría manifestado a otros presos y algunos funcionarios su deseo de ser padre con su novia, la tercera que tiene desde que fue encarcelado.
Su salida está prevista para mayo de 2030, con 41 años, si bien no podrá residir en la misma ciudad que la familia de Marta hasta 2043, como así determinó la Audiencia de Sevilla, que estableció un periodo de 30 de años de prohibición en este sentido.
Poco se sabe de su estancia en la cárcel durante estos años, pero sí que hasta allí fue Antonio del Castillo para ofrecerle dinero, como él mismo contó después, a cambio de saber dónde está su hija. Pero tampoco esta medida desesperada dio sus frutos. Ni las muchas versiones que Carcaño ha ido contando a lo largo de los años, en las que involucró a su hermano como autor del asesinato.
Tampoco han dado resultado las numerosas búsquedas que ha llevado a cabo la Policía y la familia por su cuenta, en el río Guadalquivir, en un vertedero, en la finca de la Majaloba, en una escombrera de Camas… todas ellas infructuosas. Pero 15 años después de los terribles sucesos que ocurrieron en un piso de la calle León XIII, Antonio, Eva y José Antonio seguirán buscando hasta el fin de sus días, con la única esperanza de poder llorar el cuerpo de su hija y cerrar de alguna manera el que seguro es el capítulo más triste de sus vidas.
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