Durante 2023, 150 personas perdieron la vida en carreteras catalanas. De estas, más de 50 eran motoristas, concretamente 52. Fueron el colectivo que experimentó una mayor subida en víctimas mortales. Son datos que ha dado a conocer este lunes el Servei Català de Trànsit (STC) y que indican un incremento de los motoristas muertos de un 13% respecto a 2022 (46). En comparación con 2019, el aumento es del 6%.
“No podemos estar satisfechos con el tema de las motos, es el año con más víctimas mortales desde 2019”, ha dicho Ramon Lamiel, director del STC. Para contener y reducir la siniestralidad, Lamiel ha explicado que lo más conveniente es “la suma de acciones”, entre las que ha destacado “informar bien, educar bien e invertir en infraestructura”.
De esta manera, ha señalado que Trànsit tiene que “comunicar de manera correcta” para que la información necesaria llegue de forma clara a los motoristas. Así como insistir para que revisen los mapas seguros donde se señalan los puntos en los que hay más siniestralidad.
Otra de las medidas necesarias, según el STC, es la participación en formaciones prácticas, para que los motoristas puedan aprender y corregir su forma de conducir. Por último, Lamiel ha destacado la necesidad de invertir en la infraestructura, haciendo hincapié en la pintura del trazado.
Los colectivos vulnerables, los más perjudicados
Por otro lado, el informe de Trànsit señala que la siniestralidad en cuanto a ciclistas se ha reducido un 55%, pasando de nueve muertos en 2019 a cuatro este año. Mientras que, en el caso de los peatones ha muerto una persona más respecto a 2019, por lo que se han contabilizado 13 fallecimientos en 2023.
No obstante, a pesar de la mejoría en los datos de ciclistas, el Servei Català de Trànsit ha explicado que los colectivos vulnerables (motoristas, ciclistas y peatones) representan un 46% del total de las víctimas mortales de 2023.
Nuevo Plan de Seguridad Viaria de Cataluña
Lamiel también ha informado que Interior tiene previsto aprobar durante el primer trimestre de este año un nuevo Plan de Seguridad Viaria de Cataluña 2024-2026. El programa recogerá propuestas de los diferentes departamentos e impulsará cuatro líneas estratégicas de actuación con el objetivo de reducir la siniestralidad un 50% para 2030.
"Estamos lejos, hará falta un paquete de medidas importante para este plan y para los próximos años", ha dicho. De hecho, Trànsit calcula que necesita una inversión de 60 millones para mejorar la gestión del tráfico en Cataluña.
La primera línea estratégica estará enfocada a las infraestructuras de gestión de tráfico, seguridad viaria y movilidad sostenible. Entre las actuaciones previstas, se incluyen algunas como añadir carriles adicionales y medidas de control de acceso en la AP-7. También la promoción de rutas preferentes para ciclistas y rutas refugio para colectivos vulnerables.
Formación continuada y control de la siniestralidad
La segunda estrategia estará centrada en la comunicación y la información, con proyectos impulsados a través de las grandes tecnologías y sus navegadores. Mientras que la tercera se enfocará en promover una formación continuada a lo largo de la vida de los conductores, colaborando con el tejido asociativo, autoescuelas y centros de formación, entre otros.
Por último, se seguirá una nueva estrategia de control de la siniestralidad en la que se revisará la velocidad, las emisiones y las distracciones al volante.
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